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LOS PAISAJES DEL RIOJA

¿Te gustó el vino que labré grano a grano de mi viñedo?
¿Lo saboreaste como yo te dije recordando su paisaje?
Pero no sólo de aquel que viste desde el altozano al final del estío
cuando las vides desfilaban colmadas de racimos de uva
en sus pámpanos como pequeños soles de negra lumbre
el que tenía la sangre cansada de belleza
sino también del otro
el del frío invierno
cuando las desnudas cepas se retorcían
centinelas de vacíos odres que la nieve lavaba
con esa soledad y angustia
de la que sólo pueden salir
curvados sueños de náufragas duelas de vino:
granadas añadas de rojo terciopelo
¿Y si lo retuviste un momento en el cuenco de tu boca
le sumergiste este paisaje de viñedos del Rioja
como un coral rojo de vino?
¿Te acordaste?
©Rubén Lapuente
(Logroño. La Rioja)
Foto :Carlos Marín
MÁGICO ESPEJO

Le compré a aquel hombre un pequeño espejo de latón
que su voz me vendía como mágico
como el único que llevaba la pesadumbre de uno
a su limpia faz de plata
Cuando la herida suya en mí
elige para aparecerse y respirar
esas noches de entresueños
lo pongo frente a mi rostro
que se deshace
y al que sucede
ese oscuro lagar del corazón.
Mientras al fondo del azogue
ella riela su zozobra
aplasto mis labios en la piel salada del vidrio…
Ayer ,como me hacía ella cuando niño,
tuve que susurrarle por mucho más tiempo
para ayudarla a subir los últimos escalones de la madrugada
©Rubén Lapuente
a mi madre
UNA HISTORIA DE HEBRAS

Ella no sabía que su belleza estaba
en esa manera de acomodarse los cabellos
en ese luminoso ademán
que coronaba su larga melena:
ese parpadeo de la luz
descolgándose de cada hebra
Un viento
que le quitaba o le ponía aladares
o la vestía de dulce sauce
con su cabellera descalza
Ella no sabía
que asomada a la ventana
la peinaba el último azul de la noche
Luego me abría la toca íntima
de sus cabellos
para cara a cara
asfixiarnos dentro de ese
serrallo de voces
y de niebla de saliva
de besos
Yo la veía en la cama
con esas guedejas buscando
el embozo de las sábanas
como una princesa muerta de cuento
Veía como los caireles de sus hebras
comenzaban ya a tejerle
su mejor lencería
E iba por la casa trenzándose el cabello
para que la llamara sólo
pequeña
Yo notaba que su mata de pelo al viento
me daba vida
Hoy me ha llamado de improviso
¡Oh! Que lo sentía por mi “ni se te ocurra”
Que ella era la dueña de su espejo
Que no se sentía aquella
Que no se gustaba
Que no le habían sangrado las hebras
Teniendo llave llamó al timbre
Por la mirilla la veía aderezarse
lo que no serían ni sortijas en mis dedos
Sintiendo cómo se me ahogaba su manera
su historia de hebras su aire
al abrir la puerta
(¿Te gusta este muchacho?-me dijo-)
algo extraño
algo nuevo y bello
me nacía de sus ojos
©Rubén Lapuente
Foto: Carmen
De como el Martín Pescador mejoró el tren bala

Este arpón azul turquesa de los ríos
es el asombroso Martin
el humilde Pescador
¿Qué o quién hizo de su primitivo
temblor una efigie en la rama?
¿De su penacho una escafandra?
¿De su pico un puñal en el agua?
¿Qué escuela es esta
que tiene de maestros
al sol al viento a la lluvia
que te gradúa en indigencia?
¿Qué o quién se obstina en bruñirle
si nada es necesario si esto
sin nadie continuaría igual?
¿Qué fuerza late en el fondo
de todos que te empuja a seguir
a seguir a ningún sitio?
Desde la otra orilla
le veo en la rama escudriñando
en las aguas del Iregua
rizos de plata sucia
Y aunque arrinconado por el progreso
me alegro de que la ciencia
se acerque al manual de su vida
Que hayan copiado
la mudez de su zambullido
La llave del aire de su pico
Que sea mimesis suya la carlinga
del tren que ahora entra
en el viento: meteoro silencioso
como su flecha azul turquesa
en el río
©Rubén Lapuente
(El Rasillo de Cameros)
Biomimesis o Biomimétrica (Naturaleza+tecnología) : El tren bala Shinkasen de la Compañía de Ferrocarriles de Japón es uno de los más rápidos del mundo, con sus 200 millas por hora. ¿El problema? El ruido. Cada vez que el tren salía de un túnel retumbaba sin piedad por los cambios de presión del aire. ¿La solución? Imitar el pico del Martín Pescador en la parte frontal del tren. Este pájaro captura peces desde el aire buceando con su pico sin apenas salpicaduras. ¿El resultado? Un tren con menos turbulencias, un 10 por ciento más de velocidad y un 15 por ciento menos de consumo eléctrico