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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

SIN PÁRPADOS

SIN PÁRPADOS

De lejos parecían dos llamas

pintadas en el lecho de hielo picado

de la pescadería

Dos bateles engastados en escamas de rubíes

Dos cabrachos bellísimos al acercarme

Y con los ojos abiertos

Ya no me acordaba que los peces

no tienen párpados

Que no cierran los ojos nunca

Siempre alertas

(no pueden dejar de ver

lo que no les apetece ver)

¿Despiertos duermen?

Ojos siempre circulares aún bellos muertos

Los miro y me traen la ley del mar:

Comer y ser comido

Me traen

el cebo en el sedal

o la celada red

La cita en el cantil de la muerte

Me traen la vida

que nació en el agua

El  torpe salto de esbozo de anfibio

al primer embeleso de claro de luna

Me traen…

¿No vienen nuestras lágrimas

de un poquito de su mar?

Mientras la pescadera

me habla de la sopa bullabesa

del pastel de cabracho

mientras les saco una foto

a esos dos viajeros

de la noche oscura del agua

no puedo dejar de ver

lo que ya no me apetece ver

                                 ©Rubén Lapuente

2 comentarios

Zeltia -

y menos mal que nosotros sí tenemos párpados... los cerramos para concentrarnos en el pensamiento, en un olor, en una sensación.
Los cerramos cuando no queremos ver.

Pero no los cierres, rubén, hay tanto a donde mirar... y sabes contarlo de un modo que sólo puede quien lo ve todo con una mirada especial.

virgi -

Dos clónicos rojos coloreando el hielo cuando podrían hacerlo bajo las olas.
Todo lo que vieron pasó a ser sal.
Besitos, Rubén.