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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

EL ÁNGEL DEL DOLOR

EL ÁNGEL DEL DOLOR

Mi madre me subía el cuello del abrigo para que empezara a nevar (C.Vallejo)

 

Camino de la calle Santo Tomás

entre hermosos cipreses

Cómo no pararme a contemplar

la desolación de este ángel

si  la muerte siempre le va a doler

Me acercaría a pasarle la mano

sobre sus cabellos

sobre sus rizos de piedra

Pero  ¿Tú me entenderías

si me vieras hacerlo?

¿Mañana no sería yo en tu mirada

o en tus labios aire o murmullo

de poeta enajenado?

Camino de la calle Santo Tomás

siento  sus goterones

como los que yo me apartaba

con las palmas de las manos

cuando un silbido del vértigo

me despertó en el sueño

como un aterrorizado pez

 

Como este dolor infinito

de piedra alada

Sé que el mío tampoco se acabará

o es que el pavor del regazo

de unos huesos rotos

alguna vez dio lirios

 

Camino de la calle Santo Tomás

si te cuento esto

es para que no estalle en mi cabeza

Que aquí me siento

como ese ángel anclado a su dolor

al que quisiera pasarle la mano

sobre sus rizos de piedra

porque como a él

la muerte me va a doler a mí

siempre  siempre  siempre…

©Rubén Lapuente

Foto: cementerio municipal de Logroño

5 comentarios

virgi -

Gracias a tus palabras, se alzará el ángel, mirará alrededor y levantará el vuelo.
Hondo, bello, triste,
Otra vez triste.
Rubén, un abrazo

Zeltia -

si te cuento esto

es para que no estalle en mi cabeza

María Socorro Luis -

Terriblemente hermoso. E inmenso.

Besos dobles

Julio G. Alonso -

Intensa sensación de frío y piedra que vuela en alas de la poesía. El dolor de la muerte encuentra su razón de ser en la felicidad de lavida. Heráclito decía que vivimos en un mundo de contrarios; si nombramos la paz es porque existe la guerra, si la pobreza tiene nombre es porque podemos nombrar la riqueza... así la vida sabemos que es vida porque existe la muerte. No sé... pero esto creo que puede ser tema de otro poema. Mientras tanto, felicitémosnos por estos estupendos versos tuyos de hoy.
Salud.

Isolda -

Tan triste como hermoso, Rubén. Un beso.