EL RÍO
Me he tendido a la orilla del río
con mi brazo abrevando en el agua.
Agua mecedora de alguna derrota
que me desvanece
que sabe atemperar el corazón
y me lo rinde.
Su murmullo
me hace desaparecer
en rocío de sentidos
sobre una piel
con venas de su agua
con cauce de mi sangre.
Y siento que ya soy el río.
Por el camino oigo el ritmo de un cayado,
el roce de ropa gruesa a cada instante,
el compás de zancadas acercándoseme.
Los tres sonidos atados en un mismo susurro.
El saber que se acerca alguien
hace que mi brazo sienta el frío de la corriente
que mi corazón despierte
que el río se me aparezca por entre los dedos.
¡Buenos días!
Y hermosos, le digo.
Mientras voy oyendo cómo se aleja su cayado,
el roce de su ropa gruesa,
la zancada firme siempre medida,
cómo los tres sonidos atados en un acorde
bajan hacia el valle...
saco mi brazo del rumor del agua,
ya de otro río.
©Rubén Lapuente
Villoslada de Cameros
Sierra Cebollera . Cascadas de Puente Ra.
Río Iregua.La Rioja
7 comentarios
Naranjita -
se detiene brevemente en la palma de tu mano,
para seguir su curso presuroso;
al terminar ni el río,
ni el hombre que toco su interior, son los mismos,
más allí queda el momento reflejado en la diafanidad de la orilla espumosa.
El toque mágico del agua que recorre el mundo!
Saludando!
Zeltia -
barrychello -
irene -
Poema y paisaje, ambos, inspiran paz y serenidad.
Un abrazo, Rubén.
Joselu -
Teresa -
Saludos
Gloria -
que limpia y salva,
y tras el acorde en que se
ataron tres sonidos,
el clamor de un recuerdo puro.