Blogia
El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

CIERVO

CIERVO

    la vida es ciervo herido que las flechas le dan alas(Góngora)

                      I

                          (Berrea)

 

Brama su sexo candente.

Lo oigo desde casa,

lo oímos.

Si el otoño soñara,

sería con este hermoso ciervo,

altivo  mascaron

voceando en los calveros

su profundo y enorme

deseo insatisfecho.

Lo oigo desde casa,

lo oímos.

Y mi mujer bromea conmigo:

¿Eres tú cariño?

 

 

        II

     (Sexo)

 

Tras los pinos,

le veo cercar su ardiente

establo.

Le basta un hilo de olor

de su tierra orinada.

Dentro,

un harén de hembras

mira el calendario

en el cambiante color

de las agujas.

No sienten

si ganará o no

enredado en otras cuernas

(no he visto grabado

ningún corazón atravesado

por una flecha)

Sólo desean,

que apremia el tiempo,

que las cubra

deprisa,

un pálpito de carne

en el crepúsculo.

 

  

 

           III

   (Premonición)

 

Desmogado, agazapado

en su yacija de sueño tembloroso,

al mirar a su alrededor,

le empezará a nacer

una terrible memoria

de ausentes.

Bastará el eco

de un lejano estampido,

para, asustado,

equivocarse de dibujo

en la pared de detrás

que mimetiza

y le esconde.

 

 

          IV

     (Muerte)

 

Con hambre de hambre,

bajó a ramonear

contenedores.

Sin la espesura.

Como un manojo de nervios.

Con todo el frío del miedo

en las venas.

Acorralado por sí mismo

en el puente,

mis aspavientos

le hicieron creer

que era yo su verdugo.

Por un momento pensé

         que iba a desplegar las alas.

 

                       ©Rubén Lapuente

               (El Rasillo de Cameros)

 

8 comentarios

cuspedepita -

El ciervo quizá presentía que si saltaba entonces se convertiría en poema y sería inmortal.

Un abrazo

Gloria -

Quiero que sepas que me parece una delicia cómo nos has descrito a todos (porque yo me veo en cada parte) a través del ciervo... Esa levedad, esa belleza, esa intensidad, esa contrariedad de la muerte... Perfecto.
Y quiero que sepas también lo muchísimo que me ha costado dejarte un comentario (sólo puedo con Explorer y no me funcionaba), pero ya lo he conseguido por fin.
Un saludo.

Teresa -

Un poema ta hermoso como el animal que describes , lo has hecho con tanto belleza que ahora me acompaña todavia su vuelo cerca de mi corazon

Naranjita -

Las historias de la naturaleza, como se asemejan a las nuestras, como nos tocan y retocan, la vida es un ciervo desnudo, flechado de angustias y alegrías encontradas, como bien dices se vuelven alas.

Saludando.

Zeltia -

y
el anónimo era yo, concho,
y
ahora he visto tu comentario
y,
mal.

Anónimo -

Parece que este otoño has estado en alguna casa rural, en ese pueblo que pinta tan bien... sintiendo la llamada de la naturaleza. (eres tú, cariño?)

(Y me dió algo parecido a un escalofrío la imagen que yo me formé del ciervo y el puente, el frío y el puente, el miedo y el puente, el poeta y el puente)

ruben -

Ese salto que dio ese ciervo al vacio.Su cuerpo tendido, hermoso tras la muerte,no lo ovidaré nunca.

Joselu -

Y pensar que este hermoso animal es objeto de cacerías amañadas de fin de semana para aristócratas y señoritos bárbaros. ¡Qué hermoso poema!