EL MALEFICIO DE LA RAMA
La medida del río era la de mi cintura.
Aunque me veía en el agua reflejado,
sólo miraba su fondo, su vida:
La pandilla de renacuajos,
el cangrejo de curva de guijarro,
el pez bajo la arcada de mis piernas.
Ni oía mi corazón,
ni el rumor del agua.
Lanzaba las ramas,
contracorriente,
esperándolas.
Y que no se me escapara ninguna.
Me iba en ello, el azar, el futuro,
el maleficio.
La medida del río es la de mis rodillas.
Y ahora, sí, me veo en el agua reflejado:
La fauna de mi vida en el légamo,
el corazón al ritmo
de aquel mismo rumor mudo.
El niño que llevo dentro,
con la cara aplastada
al cristal de mi cuerpo,
me señala una rama,
y la lanzo río arriba,
esperándola.
Pero al moverme,
al hacer un ademán para cogerla,
me resbalo,
y se pierde, rauda, corriente abajo.
“Que no se me escapara ninguna”
Dentro de mí, todavía hoy,
se revuelve aquel niño.
©Rubén Lapuente
Sierra Cebollera. Río Iregua.La Rioja
8 comentarios
Javi A -
irene -
Besos.
María Socorro Luis -
muy emotivo.
vermella -
bicos.
Gloria -
Precioso homenaje de la infancia, fluyendo río abajo, sobre las ramas de los recuerdos...
Un beso.
Joselu -
Teresa -
Zeltia -
Preciosa fotografía.