A UNA MÁQUINA DE COSER
a Carmen Sevillano
Tan convencida
Tan deprisa
Eligió
su trocito de enser
de herencia
de su casa cerrada
ya sin vida
Ayer
la arrancamos
con toda su larga raíz
de hierro
hundida
en la dehesa
De camino
en cada curva de la carretera
la mano de ella
sobre su costado
era como
un brazo
amigo
sobre la espalda
“Ponla ahí bajo la luz de la ventana
que se limpie de penumbras”
Al abrirle las gavetas
los botones bostezaron
recobraron la memoria:
“¡Si todos tienen el rostro de su ropa!
Mira estos dorados
son de la guerrera de mi padre
Estos grabados de anclas
son de trencillas
de bocamangas
de trajes de comuniones
de mis hermanos
¡Cómo me devuelve este de nácar
aquel rosetón de cintas
de mi primera blusa!
¡Mira!
¡Si tiene carcoma!
¡Si parece de tan herida
rueca de luna!
¡Ya me la estás curando!”
Oh como la entiendo ahora
Si se ha traído el zumbido
de ese pedaleo de vida
en la casa
El que trenzaba hebras de luz de sol
cada domingo
¡Y todas las tardes de su madre
sobre hilachas!
“Ponla ahí bajo la luz de la ventana
que se limpie de penumbras”
Su trocito de enser
Su pequeña gran herencia
Que ahora alegre
en silencio
sólo coserá
recuerdos vivos
©Rubén Lapuente
El Rasillo de Cameros (La Rioja)
2 comentarios
Joselu -
El poema es muy hermoso. El estribillo es realmente bellísimo, todo él, el poema en su intimidad. Sabes extraer vida auténtica de los objetos a los que saber descubrir su entraña poética. Y es que todo está en la mirada y la tuya es afilada y lírica. Tienes un don, del que yo carezco.
Un abrazo.
Julio G. Alonso -
Aprovecho para decirte que ya he recibido los ejemplares del libro premiado, "Testimonio de la desnudez". Un poco tarde, pero han llegado.
Salud.