MARIAMOR O EL SOL DEL MEMBRILLO
Bajo un cielo
de mil frutales ramas
de la vega del Iregua
va y viene Mariamor
Para ella serán sólo
manzanas ciruelas
melocotones nectarinas…
pero para otros
pequeños dulces planetas
coronándola
rondándola
esperando caer
de la rueda de su mano
al remanso de su falda
al reclamo
de unas cajas
apiladas en la carretera
al tenderete
en el zaguán
de su casa abierta
al árbol de la sangre
de mis venas…
Pero ella está en otra cosa
Está a lo suyo:
a escoger
a pesar
a vender su cosecha
a ganarse la vida
Ella no sabe
que bañada así
por tanto perfume
de la bodega de la tierra
la ves más sencilla
más clara más bella
más Mariamor…
Al irme
me regala un membrillo
Ese que tiene
las ventanas abiertas
Que lleva dentro
un sol ardiendo
Para perfumar el coche- me dice-
Sé de su leyenda
del mordisco
en su carne amarilla
de las antiguas novias griegas
para entrar
en ese lecho nupcial
de enredadas sábanas de luna
con la boca llena
de perfumados besos
Levanto el pie del acelerador
para cerrar los ojos
para beberme un instante
la esencia única
de ese dorado incendio…
De Lardero a Cameros
Voy tirando de un hilo
de amarilla luz de aroma
Voy destejiendo la madeja
de un corazón
hecho de perfume
de sol de membrillo:
El de Mariamor
La que va y viene
de la vega del Iregua
La que está en otra cosa
© Rubén Lapuente
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