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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

MUERTE DE UN TERNERO

MUERTE DE UN TERNERO

 

Se rezagaba el animal

Buscaba un aparte

un recodo

un remanso

a su pudor

de hembra preñada

Y muy débil se tendió en el pasto

Una bandada de buitres

lo adivinó enseguida

y sobre su grávido vientre

empezaron a tejer

en su lenta

y fingida danza   

un rosario de sangrienta corona

El ternero salió

como un niño

por la gatera

culebreando

con la cabeza entre los brazos

y tan mojado

de cálida oscuridad

que así

arrojado sobre el pasto

parecía el rebujo

del papel

de celofán

de envolver a una estrella

Pero la vaca

acostada

no podía lamerlo

No lo alcanzaba

Erguía la cabeza

La volvía

Empujaba con el cuello

Tiraba de sí

Pero su débil ramalazo

no llegaba a la raíz

de sus pezuñas

Y de ver

cómo su morral de calostros 

se quedaba  

tan solo a un palmo

infinito

del hocico de su cría

oh se le curvaba toda el alma

Alrededor

Apiñados

En comuna

El corro de buitres

enfatizaba con las alas:

Que deberían

acortar los tiempos

Que para no pasar

tanta hambre

deberían dejar

de ser carroñeros

Hacerse antes verdugos

Como esos matarifes

que desde las claraboyas

veían buscarles la yugular

con un cuchillo

que así no se angustia la carne

que así se fragua más despacio…

Y valientes

se lanzaron  primero

a por las mullidas

cuencas de los ojos

del ternero

que desde las tinieblas

miraba el horror

de haber nacido…

                               ©Rubén Lapuente

                                 Llanes (Asturias)

1 comentario

Zeltia -

uf. que sacudida