ODA A MI GLICINIA
Ahora la llamo
la niña de mis ojos
Pero
¡Qué de primaveras yermas me dio!
“¿Otro mayo sin florecer?
¿Es que no te encuentra
esta tierra tu acuarela?
¿Ni el temblor de un aroma
gatea por tu savia?
¡Maldita suerte!” - le decía
La mimé tanto
para el frío en el invierno
que acolché su jergón
con la melancolía
de sus hojas
de otoño
muertas
Y esa estampa
en la pared
Radiografía
de su sueño dormido
la podé
como aguzaría
un orfebre
el amanecer del diamante
Y fue
de vuelta yo de un viaje
Como en un olvido
Cuando la vi preciosa
al fin
recostada
en el lecho de piedra de mi casa
ofreciendo
sus racimos de flores
como una piel de mujer
meciendo sensual
esa vulva de pétalos
a la codicia
de todo un valle
Yo no sabía
impaciente de mí
que para
sobrevivir
necesitaba tiempo para hacerse
tan hermosa
Y hasta hay veces
ahora
que la llamo “bella ramera”
cuando la liba un enjambre de abejas
a la vez
Y tengo el olor
de su voz malva
Y oigo ese viejo e íntimo rumor
que la abre
que boga fugitivo
en Todo
que me saca de mi encierro
¿eterno?
glicinia
en su reverso
©Rubén Lapuente
El Rasillo de Cameros
Foto: Mi glicinia
6 comentarios
Marís Socorro Luis -
Muxus
Teresa -
un beso
mucha -
Zeltia -
[se adivina una casa para disfrutarla, hermosa]
virgi -
Preciosa tu dedicación a ellas.
Besitos
eloy -
Preciosa la glicina y el poema que le dedicas.
Un saludo
eloy