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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

EL COMETA HALLEY

EL COMETA HALLEY

Fue en el 86, en aquel cielo tan limpio de la sierra de Cameros y a simple vista. Varios meses siguiéndolo.  Quienes mirábamos  el cielo estrellado con frecuencia. Los que buscábamos planetas en la clara oscuridad, o carros o lebreles o arqueros en las constelaciones, lo ansiábamos. Cada 75 años vuelve y se ve como esa estampa de los Reyes Magos con el cometa  sobre sus cabezas. El anterior, en 1910,  la poca contaminación de las ciudades lo enseñaba tan claro  que ese escalofrió de plata endemoniado no cupo en la cabeza de aquella mentalidad, como si el fin del mundo llegara. Y las crónicas de la época en todo el mundo hablan de suicidios, de miedo, también de belleza, de asombro. Lo más son dos veces  verlo en una vida: si de niño lo viste,  de anciano quizás repitas. Yo al de 2062 ya no llego. Sí, un día volverá el cometa Halley y ya no estaremos aquí, es cierto. Pero nuestros descendientes,  mis hijos  sí estarán, y ojalá  los hijos de mis hijos, y darán gracias por haber hecho que puedan experimentar lo mismo que nosotros, muchos años atrás.  La vida, en sí misma, es el cuento de hadas más maravilloso que se pueda contar. Por eso he dejado escrito este poema  

 

Era de noche

En mi pequeño balcón

colgado

de esa dulce ladera

de trinos

En aquel abril

tan limpio de oscuridad

Magullado de números

de papeles  

de oficina

con mi luna redonda de cristal

de espía del cielo…

iba de rama en rama

de cada estrella…

 

De pronto

sobre el alto

granero del agua

como una alada herida luminosa

como una cana melena

rota de viento

apareció el cometa

 

Ese trazo de tiza

atado a su radio

a su vida

Viajero de plata solo

que por primera vez veía

y por última

también

cuando regresara

a mojar su larga cola de lumbre

pero ya

sobre el seco río

del tuétano de mis huesos

me señalaba

lo que en realidad yo era:

tan sólo una breve

mirada en el tiempo…

 

Desde el zaguán

me subiste ese alboroto

de nido de gorriones

en la garganta

de asombro de chiquilla

al llamarme

al verlo…

 

Cada atardecer

de aquellos mágicos días

del año del cometa

jóvenes y enamorados

salíamos a robarlo del cielo

a bañarnos

en su indeleble fulgor

 

A tu vuelta

oh cometa viejo amigo

por entre los párpados

de otros ojos

nacidos de nuestro amor

nos asomaremos

©Rubén Lapuente Berriatúa

 

             Villoslada de Cameros (La Rioja)

             En el 2062 regresará su cola plateada

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