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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

HOJAS DE ACANTO

HOJAS DE ACANTO

 

Hacía semanas Rubén

que la madera no cambiaba de nudo

Imagínate en el taller

todos

buscándonos

con la misma mirada

inquieta

asustada

Que en un encadenado

dominó de ladrillos

un soplo baste

para que el andamiaje de un país

se desplome tan rápido

cuesta digerirlo

Nadie vio la carcoma Rubén

Y cómo te apeas de la angustia

Cómo aguantas

de centinela

el apretado ahogo

de olor a silenciosa madera

de cada día  

de cada noche

esperando

sin cobrar

el cierre

Con el miedo

otra vez al porvenir

pero ahora con un trozo tuyo

subido a los hombros

y con esas paredes de la casa

que aún no son

del todo

tuyas

Y sólo sé tallar una flor

sólo unas hojas de acanto

Sólo escribo ripios en la madera

Ahora en el paro

me hace gracia que note

que la tierra se mueve

Me veo desde el cielo

mareado

dando vueltas

Es ese runrún del vértigo mío

al que acallo

con el aspirador

que paso

y paso

por la casa

o le engaño

demasiadas veces

con serrín

de rubia cerveza amiga

Y así salgo a la calle

casi sin esperanza

encontrándote hoy Rubén

Mañana iré a tomar medidas

Te tallaré en la cama

una flor

unas hojas de acanto:

mis “ripios” en la madera

             ©Rubén Lapuente

a  un trabajador de Alba Rubio

5 comentarios

María Socorro Luis -

Solo tú sabes hacer estos poema-tristeza, tan hermosamente humanos.

Dos besos

maria -

Precioso Ruben, exquisito,
Un abrazo

virgi -

Qué tristeza.
Con lo hermoso que es ser carpintero. A mi padre le encantaba, por hobby tenía un pequeño banco y se las amañaba muy bien. Luego, nosotros, los cuatro hijos, aprendimos a apretar el tornillo, lijar, clavar, serruchar...
Es una gozada leerte, tienes una sensibilidad maravillosa.
Un abrazo

Rubén Lapuente -

Viví la pesadilla de mi amigo carpintero. Un buen artesano que me contaba como Alba Rubio iba agonizando. Ahora no hay trabajo para quién tiene el corazón de madera de caoba.
Tiene dos años de paro y que se atreva a desafiar este tiempo duro el infinito de dos manos

CARMEN -

Cuantos trabajadores están en esa situación. Bello poema y cruel realidad la que vivimos.
Animo y mucha fuerza a todos.