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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

DOCE CUERDAS

DOCE CUERDAS

 

Ahora ya no lo veo sórdido

Barriobajero:

De camorra a la puerta

de una discoteca

Los vi al atardecer  

En los arrabales

Dos jóvenes

en un improvisado ring

Sin cuatro esquinas

Ni doce cuerdas

Sólo con la ley

del ala del cuchillo en las manos

de unos brazos

entremetiéndose

que los separaba…

Y me parecieron

como dos juncos de río

cabeceándose

Como el baile de las sombras

en la pared de dos llamas

de una hoguera

Como si pugnaran dos vientos

por aventar una goleta…

Y los dos con las manos vendadas

Tallados con buril de renuncias

Sin nombres conocidos

Y no     No era una pelea

No había odio

Ni cuentas pendientes

Ni corona de laurel

Ni cinturón dorado

No había rubia platino en la silla de la arena

Nadie jaleaba

Y me arranqué de los ojos los prejuicios

Dirimían arte en el baile

Eran príncipes de la finta

Uno con la plasticidad de una mariposa

A veces danzaba en círculos

como un ave de rapiña  altanero

bajadas del todo las defensas…

Fajador el otro encerrado en su guardia

Y como con metro amarillo

median distancias

Maestros en la estrategia

de esquivar el dolor

de cazar el flanco desnudo

de esperar el momento

de un gancho  de un crochet de un directo…

Volteada quijada besando  la lona de tierra…

Para levantarse

Para ponerse otra vez en guardia

Otra oportunidad

Como en la vida

 Vetas de belleza inexplicable

 se teñían de atardecer

               ©Rubén Lapuente

1 comentario

Julio G. Alonso -

Siempre atento y certero en la visión de lo extraordinario que ofrece la vida, como en esta metáfora sobre la lucha y la conquista de uno mismo, en primer lugar. Salud.