EL ASTROLABIO
Ahora era aquel muchacho
el del astrolabio tatuado en la muñeca
que espigaba estrellas de la mies
rubia del firmamento
Del ajimez partía su nave del sueño
a mil años luz de esa eterna quijada
de achares siempre tundiendo cervices
Al amanecer se vestía con los arreos
traídos de su periplo armilar :
La nieve rosa de rubor
sobre los pómulos celestes
Un ramo puro de temblor de lucero
El secreto de la vida en un descuido
del olvido del sueño…
Iba como de puntillas por la vida
pero nadie notaba que no era de aquí
que venía de las afueras del tiempo
que daba siempre la hora equivocada
©Rubén Lapuente
0 comentarios