EL DEDO CORAZÓN
No te engañes.
Esa manecita sin tiempo
ha salido de la nada.
Se aferra al rumor
lento y espeso
de tu sangre.
Necesita ese dedo corazón.
Me da vida, dirás.
Quizá ganes tiempo a la muerte.
Pero a ti no te salva.
Esa mano no es la tuya.
No la tienes.
¿No comprarías una
con palma y dorso
que te diera las caricias?
¿Una mano de esas
de andén o del puerto
que se quedan siempre
a lo lejos
Una mano que corriera
la sábana blanca
de tu último sueño?
Hay una soldado
de la edad dorada
que me cuenta a la noche
batallas perdidas :
“¿Sabes?
Hoy no han llegado a tiempo…
Como un bebé me ha cogido
el dedo corazón…”
Que no te engañen.
Que no te olviden.
©Rubén Lapuente
2 comentarios
Joselu -
PABLO -
Un saludo