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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

VECINOS

VECINOS

Si corro las sillas.

Si rechinan.

(si supiera  tocarlas)

El lunático vecino de debajo de mis pies

nombra a toda mi familia.

Pero cuando a una hora del día

se desahoga el clarinete en mi casa

me queda la satisfacción

de que su profundo silencio denota

un buen oído musical.

 

Le di permiso a mi vecina de al lado

para que su glicinia colonizara

también mi terraza.

Y ahora la tengo volando

sobre mi cabeza

bajándome en oleadas su intenso aroma.

Pero no puedo entregarme del todo a su olor.

Tengo la sensación de que no es mío.

¡Vecina!  le digo, ¿me dejas oler

tus colgantes racimos violetas?

 

Mis vecinos del primero

han adoptado dos párvulos del África negra.

Llegaron con la afectada mueca del desarraigo,

inquietos como corderos.

Y al ver la jarra del agua sobre la mesa,

se la bebieron de un trago los dos :

Temían que mañana ya sólo manara aire del grifo.

 

Justo frente a mi balcón

al otro lado de la calle

mi vecino de hola y adiós, poco más,

ya no se asoma.

Le hacía últimamente un gesto

con la mano cerrada.

Ahora su mujer

no falta a la cita de adornar

la barandilla de su balconada

con plantas de moradas, blancas y rojas flores.

La percepción mía ahora es distinta.

La suya desde su azotea

debe ser la misma de siempre:

ninguno de los dos ha cruzado el umbral del otro,

nunca hemos quebrado las formas.

¿Y por qué no ahora?

¿Por qué no romper la imagen de siempre?

Que todo de un giro inesperado.

¡Vecina!  le digo, entre tanto vergel,

no se te ve lo guapa que eres.

 

Y se levanta.

Y se acoda frente a mí

en la baranda…

                   ©Rubén Lapuente

6 comentarios

ricardo -

Poemas así tan sencillos te
reconcilian con la vida.
Saludos

milagros -

Me ha encantado me ha parecido genial como reflejas lo cotidiano. Por cierto, si yo fuera tu vecina ya se me habían caido las macetas on el piropo. Ja, ja, ja, Un abrazo

Teresa -

Un poema distinto, delicioso, que al leerlo me ha dado una nueva dimensión de mi casa, de mi barrio.
Un beso

Zeltia -

Qué paseo tan encantador por tu barrio!
optimista,
e
incluso anima también,
a abrir, a entrar

Maria Socorro Luis -

Perdona Rubén, me olvide de poner nombre en el comentario.
Soco

Anónimo -

Qué bello, qué sencillo, qué real y qué profundo... Me ha encantado. La estrofa de los africanitos, la del vecino de abajo... todo el poema es una verdadera gozada... Un diez, para mi gusto...

Te mareces dos besos sonoros, con fondo de clarinete.