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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

UN DÍA EN LA VIDA

UN DÍA EN LA VIDA

Antes de que suene

el soniquete del despertador

ya te has levantado  

vivaz

falto de sueño

Al entrar

le das los buenos días

a la chica de la tienda

la que parece que con sus manos

te ha horneado

hasta el trigo de la luz  

del aire

de la oficina

en la trastienda

Y que tan profundo

respiras

 

Y ya te sumerges

en  la rentabilidad

de las obleas de miel

o en el de las tizas de regaliz  

Y piensas cambiar de sitio

los besos de azúcar

Y los corazones de princesa

ponerlos en la entrada

Y te llega mezclado

el olor del pan de bogavante

con el de sol de maíz

junto a ese de cristal

tan crujiente

que parece hecho

con harina

de espejo

deshilachado

 

Y vas recibiendo

a mercaderes

que te vuelcan su alforja

de mil y una gollerías

sobre tu mesa

Tantas

que al final de la mañana

parece

que vas a dar

un festín

en la oficina

 

De vez en cuando

mientras haces las cuentas

estallas en la boca

una macadamia

o un puñadito de arándanos

o de jengibre

y siempre con un par de avellanas

con las que haces

malabares

al salir del trabajo

 

Y ahora que subes por las escaleras

los noventa peldaños

llegas a casa

acompañado

de un nuevo

fiel amigo

que no calla

que parece como si ya  fuera  tuyo

y tiene el mismo ladrido

de lebrel en corazón

que el de aquel niño

que se apretaba la mano

en el pecho

para que no se le saliese

 

Y comes frugal

que no sea

el estómago quien  

de la tarde de un sueño de versos

te la llene

de tamo de paja

o de hojarasca

que la poesía

bebe mejor del  hambre

Y escribes esto

 

Y a media noche

echas la jábega  del sueño

sobre el lomo de plata

del mar del día

que te deja

cada vez

un poco más huérfano

al irse para siempre

Y ya de madrugada

te despiertas a deshora

y hasta que suene el soniquete

vas pasando revista

por tus habitaciones

en silencio

donde en una sabes

vive ese pequeño dolor

que espera

que lleva

escondido dentro de ti

más de mil años

                       ©Rubén Lapuente

Foto Leyre en el ángel de Gran Via

1 comentario

Julio Glez Alonso -

Aunque no soy de golosinas, no me importaría probar "un día en la vida".
Muy muy bueno, Rubén.
Salud.