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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

ANDREA LA CHILENA

ANDREA LA CHILENA

 

Se llama Andrea

La chilena

De la mano de mi hijo

vino a nuestra casa

a conocer La Rioja

Nostálgica

Sedienta

Loba en celo de su tierra lejana

No sabía que yo tenía

la luz

el paisaje

el perfume

la fuente suya

El trozo que le faltaba

Llévatelo le dije

Ya me lo devolverás

antes de que regreses

Lo abrazó como a una muñeca de trapo

Se lo llevo al corazón

como al cortar y oler tú una rosa

Bajo la luz apagada

de su mesilla

seguro que fue como una estrella

Se llama Andrea

La chilena

Y es sencilla como si partieras el pan

Bella como una manzana sonrojada

Como un mineral que centellea

mágica

 

Ayer volvió a nuestra casa

a despedirse

Un abrazo muy largo con Carmen…

Y bajo la glicinia

al hacerle yo una fotografía

de perfil

me dijo que su boca era indígena

como disculpándose

de que no quedara muy bien  

Dios mío

raíz quisiera yo tan pura para la mía

 

Andrea

marinera de ese largo navío chileno

ahora rumbo Puerto Montt

En mi mano

de pañuelo

agitaba yo el trozo que le faltaba:

Era un ramillete de hojas de papel

Era un libro de poemas

de Pablo Neruda

                    ©Rubén Lapuente

9 comentarios

Stephen, W. H. -

Triste es el despedirse de ti,
pero mas sería no haberte conocido,
Triste es perder el amor,
mas aun es no sentirlo nunca,
Tuve el honor de tenerlo,
y la desgracia de perderlo.

Como un esclavo que desconoce la libertad,
yo desconocía el significado de amar,
y aunque la tristeza de volver a perderla
es peor que desconocerla,
no puedo mas que agradecerte,
que me enseñaras a quererte.

Eres una persona maravillosa, pero también la única que aun no se ha dado cuenta de ello.
Te echaré de menos como el anciano que echa de menos su infancia, con añoranza, con cariño y con la rabia de no ser capaz de mover el tiempo atrás.
Gracias a los dos, a Ruben por sus palabras y especialmente a Andrea, porque si ya es difícil expresarlas, mucho mas difícil el hacérnoslas sentir así.

Julio G. Alonso -

Poema hermosísimo a través de una historia próxima, emotiva y muy humana, de la que tenemos algo que aprender. El comentario de la protagonista, Andrea, ilustra la belleza de tus versos y subraya el valor de los mismos. Enhorabuena, Rubén. Es un placer pasar por tu espacio. Con un abrazo.
Salud.

Cuspedepita -

Hermoso poema y hermosa mujer, por lo que veo y leo, por dentro y por fuera.
Hay personas que se ganan nuestro corazón a la primera.

Abrazos para vosotros y para ella.

Andrea -

Llevo un buen rato pegada aquí frente al ordenador llorando de emoción, no es solo porque sea yo la chilena, sino que además tus poemas me suelen emocionar mucho... y el efecto se multiplica, así que para ser honesta, estoy más bien hecha un mar de lagrimas! bendita yo al poder conocerlos, al poder compartir con ustedes en el Rasillo, y afortunada de poder ver a Carmen y "re-conocerla" florecida, tan cálida y tan inevitablemente abrazable, por su grandeza, por su fuerza... Ah! y Ruben, debo contarte que una de las primeras cosas que hice al volver a Valencia fue tratar de imitar tu fideua... te cuento un secreto? entre despedidas y bienvenidas... definitivamente ahora no me dejarían entrar a una plaza de toros!!! jejeje
les envío a todos un gran abrazo, desde aquí donde comienza la Patagonia, con mis volcanes y mis lagos, pero como dice Neruda: Con España (y mis lejanos amigos) en el Corazón! Espero poder volver pronto!!!

zeltia -

ah, mantuviste la tensión hasta el final para descubrir entonces el libro de poemas de su compatriota!
que lindo leer esa experiencia fresca y emotiva.
y que linda Andrea.

CARMEN -

Emotivo,bello,hermoso como Andrea.
Cálida,cercana y fresca como este poema dedicado a ella.
Yo nunca te dire adios Andrea.....te seguiré esperando a que un día vuelvas a darme otro abrazo bajo la glicínia.

virgi -

Siempre me emocionas.
Las glicinias también sonreían.

María Socorro Luis -

Bello. Fresco como flor recién abierta.

Besos dobles

Isolda -

Emotivo poema y despedida. A eso se le llama cariño y agradecimiento. ¡Qué hermoso decir adiós con los poemas de Neruda en la mano.
Besos, Rubén