Blogia
El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

PÁJAROS EN LA COCINA

PÁJAROS EN LA COCINA

Yo tenía diez años

Y pájaros volando

por la cocina

De sus azulejos

colgaba

una cepa seca

de nido

Yo amanecía antes

en un bosque

de cazuelas

que en mis cerrados párpados

Yo tenía en el hombro

el loro

del hijo de un pirata

Y una boca

en pico

de migas de pan

Y una lengua de trapo de lechuga

Y el columpio de Pinito del oro

en cada dedo

 

Yo tenía a mi madre

que iba tras las plumas

y las heces

 

Por el acantilado

de la mesa

tiraban

el tintín

de mis dos monedas

Y bajo

sus ojos

debajo de las plumas

se me aparecía un tesoro oculto:

sus mejillas

 

Y en la fritura

desde la platea del teatro

de la cocina

oía la coral dorada

de sus eternos trinos

 

Y sabían que era yo

el granjero

del silo

del alpiste

El del cuenco del agua limpia

 

Y creían que la luz de la lámpara

era otra vez

el sol de la mañana

 

Sobre mi cabeza

volaba con sus alas

dentro de mí

 

Una tarde

mientras mi madre

pintaba de azul

el yeso del cielo

se escaparon todos por el balcón

Y me apeé yo también

con ellos del paraíso

al oficio de vivir

                    ©Rubén Lapuente

Criaba canarios y las crías las tenía en la cocina volando libres por gentileza de mi madre, claro. Aunque ahora pienso que ella fue la mano negra(está perdonada)

De niño se vive en el hoy .Un día abandonamos aquella tarde de pájaros, de juegos: el paraíso y nos vamos una temporada al oficio de vivir .Con los años recuperaremos aquella tarde que dejamos a medias y volveremos a vivir en el presente.

Foto de Franco D´Albao

6 comentarios

CARMEN -

recuerdo en mi casa ver siempre las jaulas y los pájaros con esos maravillosos trinos.
ahora lo mas hermoso es sentarse una en el jardín,pasear por una arboleda y sentir que están ahi libres,cantando.
este verano descubrí un nido en un arbol al lado de mi ventana y todos los días seguia desde cerca su vida,idas y venidas hasta que una mañana desapareció,era la hora de volar solos en busca de su propio nido.

irene -

Un bello y tierno poema, me ha recordado la infancia y adolescencia de mi hijo, tenía la casa llena de animales, a veces diez o doce pájaros de diferentes especies, incluido un loro.
Es cierto, se acabaron lo pájaros y su infancia y adolescencia, casi a la vez.
Es duro salir del paraiso para aprender el oficio de vivir, a veces muy difícil.
Un beso, Rubén.

Zeltia -

Para mi es un mundo ajeno, algo que he mirado desde detrás del vidrío de la ventana...
[de cerca los pájaros me producen cierta tensión, con sus pequeños cuerpecitos debajo de las plumas, y sus ojillos extraños) sin embargo, verlos en las ramas, en el suelo buscándose sus gusanos, y escuchar su canto, me hace sentirme viva, o me relaja. Sin duda van unidos a mi también, pero de otra manera.

Debió ser muy especial tu infancia, Rubén.

eloy -

El pasado, y la niñez sobre todo, se nos aparece a veces, sin permiso, y nos hace preguntas que sobre las que no tenemos respuesta.
Tu poema, tan evocador como bello, está lleno de imágenes insólitas, como la imaginación del niño que una vez fuiste, como tú bien dices, antes de toparnos de frente con el duro oficio de vivir.

Es un placer pasar por aquí.
Un abrazo.

Marís Socorro Luis -

Ay Rubén, qué gozada, como dice Virgi. Has poetizado también una "tarde" de mi infancia, de pájaros libres...

La última estrofa es genial Con el texto que agregas, una maravillosa metáfora de la vida.

virgi -

Una gozada.
Escribes de cielo.
Y además me has traído un trozo de mi infancia. Si mi hermano fuera poeta (cosa harto especial), casi podría escribir lo mismo, menos lo de las crías en la cocina (por cierto, una imagen muy fílmica).
Un fuerte abrazo