ACOSO
Cuando escribía… papá mamá
espero que algún día
podáis odiarme un poquito menos…
Las siluetas de las hienas con mochila
ya cruzaban la plaza con luna de su corazón
Poco a poco le fueron llenando
de arena la garganta
y no encontraba las palabras
no le subían las palabras
afónico
mudo de miedo
Era la sirena del recreo
el aullido de los depredadores
Algún preludio había en el roce
al atravesar el corredor infinito
En el patio
en los vestuarios
asestándole empellones
le lanzaban palabras
como estiletes sobre su piel lisa :
soso empollón de mierda maricón
andas raro…
Y cómo te proteges
cómo si tu guardaespaldas
es el muñeco amarillo de los Lunnis
Cómo se planta cara
a pequeños grandes monstruos
si no sabes gritar si no puedes gritar
Cómo si hasta en los sueños las estrellas
se vuelven asteriscos
Sí Era sensible como una herida abierta al viento
Como una manzana desnuda vulnerable
Sí Era dulce como un soplado beso de madre
volando desde la ventana
Inocente como una manecita desinflando
la sinfonía de tus dos globos
de aire en las mejillas
Sí Era bello y tímido
como una corza atrapada en la nieve
Tierno como un regazo de lana de arena dorada
de la alcoba del mar
Cuando escribía…no hay otra manera
para no ir al colegio…
las hienas con mochila ya atravesaban
la plaza con luna de su corazón
Y cuando rubricó la nota
sin zapatillas
corrió y corrió hacia la luz del olvido
hacia la tierra de su silencio
hacia nunca más sufrir
©Rubén Lapuente
1 comentario
Zeltia -
Luego cambié de escuela y no podía creer que lindo era ir al colegio, aprender, jugar, tener muchas amigas... Creo que cambiar de escuela fue una de las cosas que de modo más positivo contribuyeron a generar confianza en mi misma.