EL BIG BANG
Lo hemos llamado universo.
Quien lo deja que toque el suelo
lo mancilla.
Y pierde.
Y lo pena.
Lo avienta el soplo de mi hijo.
Yo le pinto dos ojos
cercanos y una narizota
que al inflarlo
se van separando
más y más
huyendo por la gran curva
como un rebaño de soles
y planetas.
Lo lanzamos al aire.
¡Cuidado que vamos ahí dentro!
Ni el mejor portero llega
como nosotros:
con la coronilla
con las yemas de los dedos
con el trasero
con la punta del dedo gordo
del pie izquierdo.
Siempre rompemos
algo en el juego
pero qué casualidad
de lo que los dos negamos:
Hoy,
ese jarrón de flores eternas
triste funámbulo
sobre el anaquel vencido.
Y el universo,
en un despiste,
bota y rebota en el suelo.
!Papá has perdido!
Frente a mí
suspendo el universo
por su rabillo.
Mi verdugo se desternilla
acercándome el brillo
del alfiler a mi rostro.
Yo aprieto los ojos,
los dientes, el cabello...
mientras otro cosmos
se eleva entre los labios
de mi hijo.
Rubén Lapuente
3 comentarios
Teresa -
Rubén -
pero... porqué el universo sólo explotaba en mi cara?
Me tienes que dar la revancha.
Un beso
Barrychello -
felicidades¡¡sigue así¡¡