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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

EL OTOÑO

EL OTOÑO

 

“¿El otoño?

Es algo más arriba

Sí  Sí  Por este mismo camino

Pare el coche antes

de llegar a la ermita

Por ahí cerca de un acebo

tiene él su aldaba dorada

Ah pero hoy no llame

que ha dejado

la puerta entreabierta

Anda tan atareado

rociando todo de ámbar

subiendo tanta savia

de topacio a las hojas

que de tanta ida y venida

sólo saldrá a recibirle

en el zaguán

el vaivén de su mecedora

Pero no tenga vergüenza

entre y vístase con su ropa

Tome de su taquilla

su buzo de tímido camaleón

Su pala y su escoba de abanico

écheselas al hombro

Que disfrazado así

de jardinero del otoño

le será más fácil desaparecer

en esa lenta y dulce y bella

agonía amarilla

¿No ha venido a eso?

Ahí todo está muriendo

Todo cae tan milagrosamente

en su lugar exacto

que tan sólo

por si acaso se cruza con él

llore por un ojo

haciendo como que arrastra esas hojas

que se han salido del camino

Y no se pierda

el lento viaje de ninguna

Todas hágalas suyas

Caen sobredoradas

sobre sus deseos

o sobre sus sueños rotos

Decore el cielo de sus párpados 

con esa estampa

más bella si la rescata

mañana

dibujada

su soledad

o su emoción

o su resol de muerte…

Ah  pero  no se demore mucho

No quiera anclar del todo

el corazón a ese noray

del muelle del otoño

que aquí la belleza en carne viva

acelera ese pequeño temblor

de estar vivo

enfermo de vida

en este rodar silencioso

de los días sin dioses…

¿me entiende?

Cuando salga del bosque

que sea al atardecer

bajando  

hile de soslayo

los guiños del sol entre las hayas

Por el camino

su berlina irá dejando

usted no lo verá

una estela fatigada de oro”

                                ©Rubén Lapuente

Foto: Sierra de Cameros. Villoslada. La Rioja

2 comentarios

Zeltia -

Soy sensible a la belleza del otoño. Ya me pasaba de joven, aunque no sabía por qué: disfrutaba envolviéndome en la suavidad del jersey nuevo, en el cambio de olor en el aire, en el comienzo del curso, en ese cerrar un ciclo lentamente para la promesa de renacer en primavera. Y la primavera era mi estación favorita.
Pero ahora no: la primavera casi hiere con su luz, y todo explota de vida, se parece a la adolescencia.
El otoño ahora es mi estación. La primera mitad del otoño es tan bello en la naturaleza que algunos paisajes casi me hacen llorar (como ese de la fotografía)
sentirse en medio del olor a descomposición de las hojas, la humedad del suelo, cada color otoñal en toda su gama...
Me gustó este poema al otoño, que todavía, sólo se presiente.


"Todo cae tan milagrosamente

en su lugar exacto

que tan sólo

por si acaso se cruza con él

llore por un ojo

haciendo como que arrastra esas hojas

que se han salido del camino

Y no se pierda

el lento viaje de ninguna"

Joselu -

Me asombran tus textos porque en ellos todo es natural, la estaciones, el jersey, las manos, las cosas más humildes ... y en ellos no hay nada de digitalización ni tecnología, yo que vivo sumergido en ella dieciocho hora del día y solo mis sueños, espero que no digitales, me liberan de esa experiencia. Tú ves el mundo distinto a mí, árboles, caminos, sol, bosques, silencio, cielo, hojas, zaguán, mecedora. Yo veo aplicaciones tecnológicas. Aunque a la vez soy caminante y me pongo a caminar intentado compensar mi ser digital y tecnológico con la elementalidad de los pasos y el cansancio, pero me falta percepción hacia todo eso que tú ves y yo solo intuyo. Hay otro comentarista de mi blog que suele publicar haikus. Esto me atrae porque de forma muy sintética logra reflejar un instante del tiempo en su fluir. Es una técnica muy exigente. Pero me falta disposición a pararme a ver los árboles, las hojas, el cielo, los silencios, los pájaros.

Por lo demás me ha gustado tu poema otoñal. Lleno de imágenes afortunadas en conexión con el modernismo sensorial.