APUNTES DEL UNIVERSO
Andrómeda
La bella Andrómeda me clava en los ojos su arpón de luz. El cabo de su jarcia que me baña ahora, partió de su navío en llamas, antes de que Adán naciera.
Asimetría
Ella recuerda que la amé bajo la infinita noche estrellada. Yo recuerdo que la quise sobre un cuerpo inabarcable.
Farola
¿Quién de vosotros es el hondero? ¿Quién es el infalible con la piedra? ¿Tú? Mira. Me ha plantado el ayuntamiento en mi calleja oscura sin número, un Goliat con chistera negra, me han borrado el cielo de mis noches de verano. Ahora mi pequeño balcón, es la única rutilante estrella del firmamento. Detrás de este velo de luz para otro nuevo ciego, estará mi brillante Vega, Cisne volando por la Vía Láctea, mis lágrimas de agosto, Hércules, El Escorpión, El Sagitario Arquero, los lebreles de Orión cazador… Y cómo voy a ir al relente con mis años. Cómo volverme a tender sobre el embarcadero del embalse, si ya no sería tan hermoso que como cuando era yo un niño ¿Tú eres el hondero? ¿El David de la piedra infalible? Mira. Hazlo durante el estruendo de los fuegos en el puente, o en el revuelo de la verbena. Que tu piedra en el aire, de golpe, encienda todas mis estrellas.
Rueca
Su rueca hilaba el oro viejo de las gavillas de heno, el destello de plata de vellones de nieve, la tierra de siena quemada de rimeros de hojas muertas.
Sol
El sol vive en una noche de San Juan perpetua. Tiene siempre la delicadeza de taparse la boca con la mano si bosteza. ¡Que no titubee que se apagaría!
Tímido
Al mirarle, baja en seguida la cabeza. Sólo en las noches de cielo limpio y sin luna, sale a su balcón con estrellas .Y ya no parpadea.
Universo
Qué locura es esta de universo, de huir de nadie, en andas de la nada, sin saber adónde.
Para qué tanta grandeza, tanta infinitud, tanta negra casa solariega, si una sola tarde sobre mi madre lo eclipsa todo.
El niño levantó un tinglado de balancines de sillas en equilibrio para alcanzar en el altillo de la alacena el confitero de oscura luz de melaza. Lo destapó y en esa pulpa metió el dedito dulcero que luego se llevó a la boca, entrecerrándose a la vez los ojos del placer. En la tapa, aún no sabía leer, venía una leyenda escrita por su padre: Peligro. No abrir. En este Universo se me olvidó incorporar la ley de las travesuras de los dioses niños.
©Rubén Lapuente
3 comentarios
Felipe -
virgi -
Besos desde Sirio.
Zeltia -