GLOSARIO DE LA TARDE
Amnesia
Mi hijo ya no recuerda su infancia, sin embargo la mía la he recuperado viviendo la suya.
Dignidad
Ese gesto de rechazo de Jesús el Galileo al acercarle a los labios en una rama de hisopo una esponja embebida en vinagre te debería siempre doler de (impía) sed de horror.
Envés
Bajo la almohada corre un fresco río en el que sólo navega muy suave el dorso de las manos.
Haití después del terremoto: más de lo mismo de antes
Cómo contártelo para que lo sientas. Aquí en Cité Soleil (Puerto Príncipe, Haití) te daría vergüenza recordar tu infancia. Sería un insulto. Mira, sólo tienen para dormir el estómago unas galletas de adobe: Arcilla, sal y manteca. “No me saben feo, me quitan el hambre” Te dicen esos niños, vivaces como lagartijas, tramposos, de vuelta de casi todo. Y te sacan la lengua tiznada de tierra. Aquí se tienen muchos hijos porque la mitad se les mueren. Los colonos les dejaron un inmenso claro de luna. Una tierra enferma que no se queda entre los dedos. Pero eso sí, comestible. Y un mar doliente de deuda. Un país que se liberó de su esclavitud y que ahora comercia con sus hijos. Los llaman los “restavec” que significa “quédate con” Por 50 dólares, con sólo siete, ocho, nueve años, los venden como criados a otras familias sin escrúpulos. Son los nuevos esclavos: Los nadie, los hijos de nadie, los dueños de nada. Que ahora mismo están odiando en su infierno negro.
Heroína
¡Intrépida mariposa cruzando el mar de flor en flor de cada ola!
Juguetes
Pasó una niñez maravillosa: no dejó ni un juguete en pie.
Mar
Cuando llevé a mi hijo por primera vez a que viera el mar nunca pensé que fuera él el que me lo enseñara tan hermoso en el perfil de su rostro niño.
Pie
Cuantas veces de noche entramos en los brazos frescos del sueño de la mano del pie asomado fuera de la cama.
Solitario
Cuando voy solo por el bosque de hayedos y robledales de Cameros me gustaría que alguien me acompañara para compartir la sensación de algo único que se pierde en uno mismo.Pero cuando voy acompañado preferiría ir solo que esa sensación se me queda a medio camino entre las ramas y mi solitario corazón.
©Rubén Lapuente
5 comentarios
María Socorro Luis -
Pasear a solas por el otoño, es una delicia.
Besospordos
Anónimo -
y la gana de compartir la belleza y las sensaciones.
pero a mi también me pasa, que cuando disfruto de la compañía de alguien mi atención se reparte y no puedo concentrarme tanto en las percepciones.
CARMEN -
virgi -
Paseamos acompañados deseando la soledad.
Otro beso
Isolda -
...Resulta también que hoy tengo miedo
del mundo, de la calle, de la gente,
de bajar a mi infierno privado,
ese que corre en las carreteras grises, delante de mí.
Y no sé cuál es la verdad que se me pierde,
pero desearía que la soledad se me marchase,
para quedarme solo, como antes.
Besos para dos.