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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

A SUS PIES CANSADOS

A SUS PIES CANSADOS

Vino de la calle

cansada

muy cansada

renunciando casi a moverse

Despacio

muy despacio

la descalcé

como si le quitara

la venda

de una herida

aún

abierta

      

Sus pies breves

racimos de uva rubia

eran dos alas

vencidas

Dos panecillos

de sudor

de su frente

Dos peces

aleteando

en un charco

de la acera

 

Juntos

los tensaba

Me los ofrecía

como la última

manzana

de la rama

Como una quemadura

de la vida

Pies

de mujer Nazareno

que tomé

como si yo fuera  

aquella María

la de la libra del perfume

de nardo puro

y toalla

de guedejas

 

Mientras

su mano

sobre mi cabeza inclinada

me revolvía

el pelo

en las plantas de sus pies

la yema

de mis pulgares

le encontraba

en cada

curvada

friega

la sombra

de la tarde

sobre su higuera

 

Los acaricié tanto

que temí

se me quebraran

o que no quisieran

o no pudieran

ya dormidos

despertarse

con ella

                     ©Rubén Lapuente

7 comentarios

lichazul -

que belleza y cuanto amor hay en este poema
FELICITACIONES

quien prodiga un mimo así , es una muestra de tremenda comunión emocional

besitos y luz

anónimo -

sentimientos profundos.Unos simples pies y te bastan para regalarnos unos versos en los que la poesia se llena de ternura,amor y hace que sienta envidia por la dueña de los mismos.

virgi -

No puedo sino decirte de la belleza de tu poesía y la hermosura de tus sentimientos.
Un abrazo, Rubén.

María Socorro Luis -

Qué ternura, Rubén. Y cómo se viven tus poemas.
Así es el AMOR.

Besosdobles

Zeltia -

con la emoción olvidé decir nada sobre tus versos, pero creo que "con la emoción olvidé decir" ya dice lo que siento...

Zeltia -

hay quien habla de los pies con repulsión, o todo lo contrario, como fetiche sexual.
Para mí los pies son algo tierno, y una parte muy agradecida.
Siempre recuerdo unas caricias muy especiales que me hacía mi madre para calentármelos entre sus manos. Desde entonces, cuando un hombre me acarició los piés con ternura siempre se me humedecen los ojos....

Isolda -

Tu oda es otra vez más una belleza, una muestra de la exquisitez con la escribes y con la que amas. Esos panecillos, esos peces ¿te das cuenta de lo que transmites? La última estrofa, me inunda los ojos, imposible evitarlo.
Besos por dos