LOS NIÑOS DE LAS CHABOLAS
En esta barriada adornada de escombros,
la infancia es un olor oscuro del cuerpo.
Por las ingles pasa la pobreza:
el escozor de la mugre
en las ratoneras de la piel.
El día separa la basura de la basura.
Vaga para traer alguna rupia a casa.
Vuelve por el camino largo sin escuela
tirando de un bidón de dudosa agua.
Mientras un cohete indio
corteja a la luna,
unas letrinas en bolsas de plástico vuelan,
un albañal a las afueras de las casas de chapa,
gotea y gotea.
¿Cómo se consigue vivir
en un acomodo imposible?
Menos la sonrisa,
vinieron a la luz dentro de una jaula,
de una casta cuya mera sombra
es a los ojos de los otros,
la más sucia.
"Ganaremos el agua,
el agua,
que nos pertenece.
Que se arranca de un reflejo húmedo.
El agua que aquí te moja por dentro.
Que es un río de pureza.
Que te lleva lo amargo.
Que baja sagrada de las manos de los dioses.
Zambullirse,
como llenos de una fe ciega
en un templo verdadero.
Ganaremos el agua,
el agua,
que nos pertenece.
Bañarse en la alberca redonda para recordarlo siempre.
Trocito de río Yamura que te abre la camisa de la carne.
Ganaremos el agua
aunque se doble.
Monzón de la fuente que te descubre la vida.
Asaltaremos su hermoso fortín
hacia la estela de los dioses.
Somos los niños de las chabolas.
El agua, ahí está el agua.
No podrán quitárnosla.
Baja sagrada
también para los parias.
¡Al abordaje!"
©Rubén Lapuente
(Raj-Path, Nueva Delhi)
5 comentarios
haideé -
Espero y deseo que te guste :)
Un abrazo
Joselu -
Gloria -
Me recordaste una canción (espero que te guste):
http://www.goear.com/listen.php?v=08f603c
vermella -
emocionante y sentido imaginar las zambullidas....
saludos.
TERESA -