El buitre.
La niña.
El fotógrafo.
A los tres les ha citado
en un descampado
la muerte.
La niña,
demora mejor,
en cuclillas,
los embates del hambre.
Para no tenderse,
se acoda,
se da golpecillos
con la testuz en la tierra.
Se mece
todavía demasiado
para el valor del buitre
que no tiene prisa
y espera su despojo
abatido al sol
del páramo.
La estampa
requiere más fotogenia
pero el buitre
no colabora:
no afila el pico en la piedra,
no despunta sus garfios,
no despliega sus alas.
Cansado de esperar,
el fotógrafo
posterga la cita.
El buitre.
La niña.
No hubo nunca
un vuelo más sórdido
sobre África.
Rubén Lapuente
La foto es de Kevin Carter. Esperó 20 minutos, pero el buitre no extendió las alas. Ganó el premio Pulitzer. “Y después ¿ayudaste a la niña?” le preguntaban ,como una pesadilla, en todas las partes del mundo. A los dos meses de ganarlo se suicidó.
2 comentarios
TERESA -
Jairo -
Un saludo