Minas antipersona (26.000 víctimas mutiladas al año)
¿Te imaginas que sembraran
bajo el asfalto
semillas del diablo?
¿Salir a la calle de tu ciudad
como a las dunas del Sáhara,
como a un camino de Camboya,
de Irak, de Angola, de Colombia?
¿Te imaginas
ser como uno de ellos?
¿Tener bajo los pies la espoleta?
¿Peor aún, dentro de la cabeza?
¿Buscar, camino de la oficina,
la huella del zapato de ayer
en el reflejo de la acera?
Y si perdieras el rastro…
¿apretar los dientes, los ojos,
y creer huir del miedo
alargando la zancada?
¿Te imaginas que tu hijo
no llegara de la escuela?
¿Que fuera luego en el parque
uno más del corro de muletas
o que te mirara desde una silla
y te rompiera el corazón del alma?
¿Te lo imaginas?
En Angola, en Irak,
en Camboya, en Afganistán,
en Sudán, en Colombia...
no se lo imaginan:
lo viven en carne viva.
Sembraron las veredas
con semillas del diablo:
“Es mejor mutilar al enemigo
que matarlo”, rezaba ese lema
en las ferias de la guerra.
Y cada veinte minutos
dan su fruto
de brazos y piernas.
©Rubén Lapuente
4 comentarios
Naranjita -
nos mutilamos unos a otros,
con palabras las palabras,
y peor aun ver florecer semillas del diablo en el jardín,
como puede un ser sembrar semejante maldad?,
hay que estar demasiado dañados,
muy fuerte,
muy certero este poema agudo para los ojos de una humanidad deshumanizada.
Saludando!
Teresa -
Joselu -
María Socorro Luis -
Te felicito, de veras.
Soco