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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

LA MIRADA MATE

LA MIRADA MATE

Si no eres niño,

cuesta asomarse al tiempo arrugado,

y casi vencido.

Ellos se inclinan hasta el roce,

se restriegan en el asperón de esa piel,

sin esfuerzo.

Podrían hasta jugar a perderse

en el laberinto de surcos del rostro.

Si no eres niño,

cuesta asomarse.

 

Y eso, que sólo le bastaría

conque al pasar movieras el aire,

que oliera quién eres.

 

Cuando respira hace ruido.

Cuando come salpica un poco.

Cuando habla,

suelta a veces alguna tontería

pero de las que no hieren.

¡Y cómo te carcajea!

Ponle siempre a la tarde en la tele

el diario de un encuentro.

Mejor si hay lágrimas,

las de cocodrilo le sirven lo mismo.

Bájale de la pantalla sus recuerdos:

Un poco de aquella música de juglaría.

Y te hará cien veces la zapateta.

Vístete de Rey como para el niño.

A esa edad se lo cree todo.

 

Y después a tus asuntos.

 

Si tienes que dejarle en una casa grande.

Acércate a verle un rato todos los días.

Mejor a la misma hora

para que no se duerma al mirar tanto la puerta.

Si se le cansa la cabeza y busca el hombro,

inclina la tuya para que te vea bien,

como aquel día, que perdido tú,

te descubrió sin demora sus ojos.

 

Un ratito largo con su mano en la tuya.

Que la caricia de la palma le dura toda la noche.

Un ratito largo…

 

Y después a tus asuntos.

                                 ©Rubén Lapuente

5 comentarios

Zeltia -

que emotivo! conseguiste que me llegara muy adentro.

haideé -

Mejor a la misma hora y también si la distancia te lo pide el mismo día de la semana...
Recuerdo la mirada de mi abuela paterna, una mirada de despedida, supe que no la volvería a ver con vida, y aún así me espero con el cuerpo, estaba en coma, ya no tuve que volver... hermoso, después de tantos años de no vernos, en el encuentro llovieron lagrimas de amor... y así nos despedimos con amor... el que comprende... me gusta seguir siendo una niña... y me gusta imaginarme en esos ojos (que muestras en la imagen) a ese niño que llevas dentro :)

Y si, hay un jardinero...
Un abrazo Rubén

Ricardo -

Un maravilloso manual para tener presente siempre.

Joselu -

Es cierto que los niños no sienten esa aversión que tenemos los adultos hacia la vejez. Nos horroriza vernos a nosotros mismos, pero un niño se siente cercano a esa piel que roza y acaricia para deleite del abuelo. Por eso es tan necesaria la relación entre abuelos y nietos. Es única.

Mari Carmen -

Me atrae todo aquello donde aparezca la palabra poesía. Por eso llegué a aquí a través del blog de Joselú. Y me ha gustado mucho lo que he encontrado.
Saludos.
Mari Carmen