MARIONETAS
Sorteando el tinglado
el teatrillo de la plaza
me alcanzó
un relámpago
de algarabía
Eran los inocentes gritos
acallando
añagazas de bruja
Alertando
de emboscadas
de peligros
al despistado héroe
a su novia pura
Demoré el paso
para quedarme
en el rumor de la estaca
resonando
en la malvada cabeza
de trapo
Y me volví
para volverme a ver
en el recuerdo
sentado en el suelo
ligado
por la maroma de otros brazos niños
entrando en la fábula
sin miramientos
completo
con las mismas muecas
de tirria
de apego
de desprecio
de alerta
de miedo
de júbilo
que las que veo ahora
Todos los sentimientos
allí juntos
en aquel teatrillo de títeres
en ese tablado de las emociones
que quizás me sirvió
después
para olvidarme
de mi mismo
en la penumbra de un cine
en la soledad de unos versos
en la agreste belleza que me rodea
o frente al deseo de un cuerpo amado
y para ser
no como un niño
sino aquel mismo
que salía de la tramoya
como un limpio río risueño
colmado
de entregarse
a la hermosa mentira
de la vida
©Rubén Lapuente
(Glorieta del Doctor Zubía
Logroño. La Rioja)
8 comentarios
Zeltia -
te superas en la descripción de las emociones y las sensaciones, vistiéndolas con palabras tan bonitas.
no son adornos superfluos,
estánd onde teñen que estar!
felicidades.
irene -
Un beso, Rubén.
ñOCO Le bOLO -
¡Y como nos emocionábamos pese a saber el final! Creo que, en realidad, sólo nos interesaba ese final.
Estupenda rememoranza.
Saludos
CristalRasgado & LaMiradaAusente
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Teresa -
Un beso
virgi -
Un abrazo
Joselu -
En mis viajes por el sudeste asiático pude comprobar hace unos veinte años todavía la capacidad de fascinación que tenían las marionetas sobre niños, adultos y mayores durante toda la noche. Es algo que es difícil de imaginar en este mundo tan sofisticado.
Enrique -
Saludos
María Socorro Luis -
Besos a ese niño que siempre serás. Soco