LA HIGUERA
“Algo me sentía nacer
volando ya sobre mi cuna
Crecía a mi orilla
y desde el fondo de la casa
se la oía respirar
Poco a poco
se me iba haciendo entrañable
Cosida a mí
Savia de mi sangre
En verano se dejaba robar su sombra
En la noche de San Juan
encendía su hoguera
de invisibles flores de deseos
o eran luciérnagas?
Y podía subirme a su espalda
como a esa larga y ancha
de mi hermano
Y nunca faltaba a la cita con mi boca
El destino luego te lleva lejos
pero en cualquier mercado
reaparecía su relámpago de almíbar
Y cómo lo devoraba
hasta quedarme aturdida de dulzura
hasta que se colgaban esmeraldas otra vez
de las ramas de mi cuerpo
Y en esos duros días de otra vida
sobre la yerma mesilla de un hospital
alguien me dejó unos higos pródigos
“Que ha venido a verte” me dijeron
Y ahora que regreso limpia de dolor
al abrir mi lejana casa cerrada
Allí está en pie lo único
que no ha destrozado el tiempo
que respira conmigo
oh higuera conmigo”
©Rubén Lapuente
(Vitigudino)
a Carmen
6 comentarios
Isolda -
Julio G. Alonso -
Salud.
CARMEN -
Esos higos en el hospital me llenaron de nuevo de vida,de calor de los de mi sangre de esa enegía vital tan necesitada y hoy con estos recuerdos y este poema siguen recordándome que ella seguirá ahí esperándome siempre.
Gracias poeta del alma.
zeltia -
ver la dulzura de los higos de carne de rojo de vida en el blanco frío aséptico donde mora la angustia.
Quizá por eso, los versos... más.
María Socorro Luis -
Toda la felicidad del mundo, Carmen y Rubén.
virgi -
Y no sabemos cómo, ese instante nos llena de vida y quizás hasta nos empuje a llenarnos de aire nuevo.
Emocionante, palpita la poesía siempre contigo.