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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

LA HIGUERA

LA HIGUERA

 

“Algo me sentía nacer

volando ya sobre mi cuna

Crecía a mi orilla

y desde el  fondo de la casa

se la oía respirar

Poco a poco

se me iba haciendo entrañable

Cosida a mí

Savia de mi sangre

En verano se dejaba robar su sombra

En la noche de San Juan  

encendía su hoguera

de  invisibles flores de deseos

o eran luciérnagas?

Y podía subirme a su espalda

como a esa larga y ancha

de mi hermano

Y nunca faltaba a la cita con mi boca

El destino luego te lleva lejos

pero en cualquier mercado

reaparecía su relámpago de almíbar

Y  cómo lo devoraba

hasta quedarme aturdida de dulzura

hasta que se colgaban esmeraldas otra vez

de las ramas de mi cuerpo

Y en esos duros días de otra vida

sobre la yerma mesilla de un hospital

alguien me dejó unos higos pródigos

“Que ha venido a verte” me dijeron

Y ahora que regreso limpia de dolor

al abrir mi lejana casa cerrada

Allí está en pie lo único

que no ha destrozado el tiempo

que respira conmigo

oh higuera conmigo”

           ©Rubén Lapuente

               (Vitigudino)

a Carmen

6 comentarios

Isolda -

Se me pasó este poema, ya respondido de la mejor manera. Solo puedo felicitarte una vez más. Besos para dos.

Julio G. Alonso -

Tardé en reconciliarme con los higos después de una experiencia infantil poco grata; pero siempre me ha seducido el olor espeso y dulzón de las higueras.
Salud.

CARMEN -

Mi higuera me ha acompañado a lo largo de toda la vida. Su sombra,su olor.Sentir en sus ramas moverse el viento, revolotear los pájaros a mi alrededor y sentir el rayo de luz llegar a mí entre un hueco de sus ramas y saborear su fruto (esos higos que solo ella da) y sentir que la vida está ahí que la sientes a tu lado.
Esos higos en el hospital me llenaron de nuevo de vida,de calor de los de mi sangre de esa enegía vital tan necesitada y hoy con estos recuerdos y este poema siguen recordándome que ella seguirá ahí esperándome siempre.
Gracias poeta del alma.

zeltia -

cómo me ha emocionado la foto!
ver la dulzura de los higos de carne de rojo de vida en el blanco frío aséptico donde mora la angustia.
Quizá por eso, los versos... más.

María Socorro Luis -

Digo como Virgi; se desata la dulzura de la infancia. Y se prolonga con ese esperanzanzador y luminoso "y ahora que regreso limpia de dolor".

Toda la felicidad del mundo, Carmen y Rubén.

virgi -

De golpe nos viene la dulzura de la infancia y borra la frialdad, las heridas, el dolor, el presente incierto.
Y no sabemos cómo, ese instante nos llena de vida y quizás hasta nos empuje a llenarnos de aire nuevo.
Emocionante, palpita la poesía siempre contigo.