LA LLUVIA
Siempre vuelve la misma lluvia.
¿La reconoces?
Cada migaja que te toca
que te despierta
que te cala
punza su memoria en tu piel.
¡Sal!
¡Sal a la lluvia!
Como a una derrota,
como a una alegría.
Que el hueco del corazón
lo llene el prodigio del agua.
Que te moje la gota
que rozó aquel beso,
que limpió la herida del ciervo,
que en el terraplén
alivió la muerte del soldado.
¡A la lluvia!
¡Sal a la lluvia!
Que se embeba de ti,
que se amalgame
con tus lágrimas.
Regresará un día,
y otro, y mil,
hasta que la ventura la deje
en la comisura de unos labios
e inunde una boca
de lluvia de memoria tuya.
¡Sal!
¡Sal a la lluvia!
©Rubén Lapuente
4 comentarios
Teresa -
irene -
Como decía Serrat en una preciosa canción, llueve detrás de los cristales..., pues eso está sucediendo ahora mismo.
Y yo no sé si estoy dentro, fuera, o fundida en ella.
Me gusta el poema, tiene mucha fuerza, me eleva el espíritu.
Un abrazo, Rubén.
Zeltia -
un buen aguacero todo lo limpia, menos las dictaduras y la muerte.
María Socorro Luis -