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CELESTINAS ROSAS

Las rosas hacen bien su trabajo
A pesar de que ya no nacen
del corazón de la tierra
De que ya no sufren
para reinar en el rocío
Bajo la toilette de plásticos
ataviadas de rojo terciopelo helado
vienen sajadas de aséptico olor:
Aún no les han cosido
ese misterioso secreto de almizcle
de mujer al desnudarse
que te llegaba al mover tú el aire…
Pero da igual
Para alguna mujer
cada una guarda una fecha grabada
Un rostro diferente
Vientos de rosa en el calendario
bebe alguna muchacha que conozco
En cambio para uno
son la mejor herramienta
Sobre todo cuando
hay que pegar un trocito roto
dentro del pecho
Ahí están
Y siempre rojo ramo de rosaleda
si el regazo anda herido
Sacando melindres de luz
de niña madura
Ciegos besos eternos de fin de película…
Son tu alcahueta
La manera de decirla esa palabra
que no sabes por qué no te sale
Como si a estas alturas de la vida
el largo olvido de un te quiero en los labios
sonara a mentira…
Sí hacen muy bien su trabajo
Ahora que el amor
ya no es aquel incendio
© Rubén Lapuente
CALCETINES ROJOS

Subían a la última planta
En el ascensor
se conjuraron
no esbozar
ni una leve amarga mueca
Estaban allí
por la ventura aquella
de coincidir un día
en un patio con sol de recreo
Avasallando
la habitación blanca
invitaron a su mujer
a deambular un rato
por el largo pasillo
Un cartel de no molesten
lo dejó bailando
el último en cegar la puerta
Dicharacheros
le descubrieron los pies
por si llevaba aún
aquellos pioneros
calcetines rojos
que asomando rebeldes
en la última fila
les señalaron el camino
al descontento
a su pequeña revolución
Ocupando un trozo de su cama
se rieron de los sueños
que no habían alcanzado
Que tarda uno en aprender
que la felicidad
no hay que ir a buscarla
Que consiste en no tener
casi deseos
ni miedos
Manos en su hombro
en su tobillo
manos en sus manos…
Destellos de un trozo de espejo
de la manecita de un niño al sol
hablaban por el nidal
oscuro de sus ojos
Salieron haciendo planes de verse
De no esperar
a ese trámite de la muerte
para clavar la mirada
en la lluvia del recuerdo
De arrebatarle al tiempo
nuevas horas de oro
©Rubén Lapuente