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EL VESTIDO DE NOVIA

a Carmen Sevillano
“Oh más de treinta años
siendo una bagatela en la memoria
Olvidado
Sólo fue para un día de mayo
Para una promesa
Para un altar
sobre tulipanes blancos
Para un baile
en la glorieta con luna
de mis sueños
Tiene campanadas
Lluvia de azahar
Mi juventud perdida
Me caí en la cama con él
borracha de luces
de burbujas
de viento enamorado
en unos brazos
con labios de versos…
Y lo guardé en una caja
en el altillo
hasta ahora
que al ver Rubén un maniquí
desnudo en un escaparate
de promesas blancas
me dijo:
¿Y si le damos aire a ese escondido
vestido de novia?
Lo saqué de su encierro
De su cárcel de cartón
Desperté a la bella durmiente de adentro
Ni se me ocurrió enfundármelo
que una cuenta también
con sorna el cumpleaños
de cada nueva talla
Y tenía esa humedad amarilla
de la ropa encerrada
Salpicaba
encaje y organza
y enaguas plisadas de seda
y una lágrima del tiempo
en la pechera
como una gangrena
bajaba…
Lo puse a remojo en un cuenco con agua
con un puñado de sal
jabón suave
y el jugo de unos limones
Y lo tendí al patio con sol
de este nuevo enero azul tan limpio…
Ahora está donde merece
donde me deslumbra
Y a mi sola
Y al verlo
no siento ninguna herida del tiempo no
Que basta con un poeta en casa
Que yo con mis cicatrices
cuando le rozo
aún me invita
muy adentro
a bailar
mi alegría de vivir”
©Rubén Lapuente
LA CAFETERA

Si tocas tu sueño morirá (Pessoa)
Cada mañana
antes de entrar en el agua
le pongo al fuego la vieja cafetera
de aluminio
Y yo no sé
de dónde saca tanto olor
que me coge siempre
al otro lado del espejo
silbando alegre
al son de su bufido…
¿Pero de dónde vienes
tan íntimo como un beso aroma?
¿De pisar en el lagar de la noche
racimos de luna negra?
¿De orear las sábanas mojadas
de pubis trigueños vienes?
¿Del bronce del otoño
en los hayedos de Cameros?
¿De los ojos azabache de Teresa?
Me hueles
a aquella barca en el embalse
con la bancada rota
A madre en el balcón
soplándose los besos
o en la cocina
colando con una media de seda
el café de puchero
Me hueles
a una tarde de lluvia
en un bar
girando lenta del asa de una taza
esperando el desamor…
Cualquier día
en cualquier terraza
la vida
se sentará a mi lado
coincidirá conmigo
¿Y quedará algo más en el recuerdo
que un embriagador aroma
de tostada brisa de café?
Cuando me siento
a la mesa
disfruto cada mañana
viéndola beberse ese negro cuerpo
que le pongo al fuego
mientras
este lírico tonto de quimeras
como si creyera romperse
ese aroma del sueño de una taza
al bebérsela
como si lo mejor del placer
fuera sólo su preludio eterno
se desayuna
una dulce y triste manzana
costumbres
Ah pero con aroma de café
©Rubén Lapuente
TIC TAC

A cierta edad
el tiempo
comienza a existir
Te cita un día en la sombra
de un perfil sorprendido en la pared
o de improviso
en un pliegue no visto de tu piel
o en la primera herida del aliento
que amas y respiras…
Y ya es del barrio
de tu bar
de tus besos
de tu espejo
Ya tiene la copia de la llave
que abre todo tu mundo:
Un huésped que contrata tu derribo
Menos mal que es
como un zumbido de abeja
que no se queda contigo a charlar
del bello ocaso en la blanca pared
que dará la última
sombra vencida
de tu cabeza
Menos mal que quien nos hizo
puso la melodía del tic tac
en su tono justo
que sería insoportable
oírnos el corazón en el silencio…
Y sentado en tu antesala
espera paciente
que en tu camerino
esa pequeña llama de dolor
lentamente o voraz
florezca terrible una noche…
A cierta edad
el tiempo comienza a existir
Y de puertas adentro
ya nunca seremos los mismos
©Rubén Lapuente