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Se muestran los artículos pertenecientes a Abril de 2016.

ACOSO

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Cuando escribía…   papá mamá

espero que algún día

podáis odiarme un poquito menos

Las siluetas de las hienas  con mochila

ya cruzaban la plaza con luna de su corazón

Poco a poco le fueron llenando

de arena la garganta  

y  no encontraba las palabras

no le subían las palabras

afónico

mudo de miedo

Era la sirena del recreo  

el aullido de los depredadores

Algún preludio había en el roce

al atravesar  el corredor infinito

En el patio  

en los vestuarios  

asestándole empellones

le lanzaban palabras

como estiletes sobre su piel lisa  :

soso    empollón de mierda    maricón   

andas raro…

Y cómo te proteges  

cómo si  tu guardaespaldas

es el muñeco amarillo de los Lunnis

Cómo se planta cara

a pequeños grandes monstruos

si no sabes gritar  si no puedes gritar

Cómo si hasta en los sueños las estrellas

se vuelven asteriscos

Sí  Era  sensible como una herida abierta al viento

Como una manzana desnuda vulnerable

Sí  Era dulce como un soplado beso de madre  

volando desde la ventana

Inocente como una manecita desinflando

la sinfonía de tus dos globos

de aire en las mejillas

Sí  Era bello  y tímido

como una corza atrapada en la nieve

Tierno como un regazo de lana de arena dorada

de la alcoba del mar

Cuando escribía…no hay otra manera

para no ir al colegio

las hienas con mochila ya atravesaban

la plaza con luna de su corazón

Y cuando rubricó la nota

sin zapatillas

corrió y corrió hacia la luz del olvido

hacia  la tierra de su silencio

hacia nunca más sufrir

                     ©Rubén Lapuente

Carta de Diego

17/04/2016 13:18 rubenlapuente #. DOLOR ( 21 ) Hay 1 comentario.

LA LIBÉLULA

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Desde el cielo del sueño

baja hacia el río

Un cuerpo menudo

entra en el agua

Es la luz que juega

sobre esa pequeña

espalda mojada

Son sus visos de satén

Sus tornasoles

de escamas prendiendo

en esas dos paletillas

que le sobresalen

como lomos de peces dorados…

Es la mano

del destello del sueño

desempañando   

lentamente

el vaho del cristal

del olvido…

 

La mareta de su cuerpo

de rama rota atada

al viento del agua

que los remos de sus brazos

van tejiendo  en abanico

lleva a la orilla    

mucho antes  

su pequeño temblor...

 

En la aguja de un junco

ensarta una infeliz mariposa

De malherirla

se sacude de los dedos

de las manos

los polvillos de oro

de sus alas

de ocelos ciegos

pegados

como si por ese ademán

la maquillase

como si así

la devolviera  

rociada

una pizca del decoro perdido…

Y luego con presteza

la remienda

como cuando él

se desempolva la niñez

antes de cruzar

el umbral del fuego

enemigo de su madre 

con un sarmiento

de alfanje

atado al cinto… 

 

De rodillas

Sumergido

justo hasta que la línea

del agua le corra por la mitad

de los labios…

Espera a la aguja del diablo

que cosía la boca

a los deslenguados

de cuando era

menos que un rapaz

Sabe que es más rápida

que un relámpago

Que sus diabólicos ojos facetados

le sorprenderían

con tan sólo el simple tris

de un pestañeo…

 

Y la joya turquesa

colgada de un punto  

de la nada del aire

aparece   ya arriba

en el culmen del festín

de su señuelo

en su cercano pavor

en su sufrido temple

Hecha de sueño y azar y secreto…

 

En el puño cerrado

mordiéndose los labios

aprieta y aguanta

la muerte

de la belleza y el miedo juntos…

 

Por el filo de las alas rotas de la libélula

el niño se va muriendo

 

             II

 

Para perder el miedo

grita en silencio:

Tengo miedo

Ahora tiene que adentrarse

como en un túnel:

Ya sabes:

El ruido de sombras

que se entrechocan

La estridencia de unas voces

El espanto de algo extraño 

que espera al fondo sin luz…

Él se aferra

a lo que no se le muere:

La de su mano niña

que aún recuerda

el frío de la carne rosa

dormida de muerte en su arrullo

y que aún ahora  tan añosa

la lleva a su mejilla…

Se aferra

a sus pequeñas victorias:

Qué triunfo cuando atravesó

por primera vez    solo

camino de la escuela fría

el bosque de niebla del largo puente

sobre las aguas del Ebro

¿Cómo pudo arrojarse al río

sin saber si haría pie

si aún no sabía nadar ?

¿Y cómo resistiría la

eternidad del pavor de aquel

caballito del diablo

vibrando preso en su puño?

 (¿Todas las conquistas están en la infancia?)

 

Antes de que se adentre en el túnel

le tomo una mano

La otra la lleva cerrada

                                   ©Rubén Lapuente

 

28/04/2016 20:26 rubenlapuente #. NIÑEZ ( 21 ) Hay 1 comentario.

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