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BORDADA MEMORIA

Hoy María
baja a la calle
así
como si de pronto
la tierra diera a luz
una gema
de carne y hueso
tallada
Lento
y minucioso
y palpitante
primer día de María
prendiéndose
en la piel
esa flor recamada
de la memoria charra
que anoche
en la penumbra
iba desenterrando
del arcón del desván:
El jubón de seda negra antigua
Esa noche
del terciopelo
de la falda
El blanco calado
pañuelo de hombros…
Al trasluz
bajo la lucera
de la luna
miraba
el dengue
con flecos de oro
las dos recamadas
ajorcas
de terciopelo
de los puños
el mandil de faralá de seda…
y lo veía todo
como del revés
con un color
mortecino
como sucio de tinieblas…
Ay pero al amanecer
Al abrir tan sólo el ventanuco
Al entrar la claridad
bordada
de la memoria…
Todas las prendas
Todos esos tesoros
de joyas frías
en la oscuridad
se encendieron:
el lunario de plata
la labor de realce
en los jardines del aljófar
el carrusel de lentejuelas
girando en la noche del terciopelo
la sangre de oro y plata de los hilos…
Todos se volvieron
luciérnagas
Todo parpadeaba
porque quizás recordaban haber
besado esa misma luz
porque quizás existían
sólo porque despertaban…
Una cascada de collares de oro
con veneras colgando
llaman a su pecho
al salir ya
hacia el son del tamboril
hacia la herida
dulce
de la gaita charra
hacia la voz de las castañuelas
que hoy María
estrena memoria
de traje eterno
Y lo baila
en esta plaza
del corazón del mar que aquí
se hizo dehesa…
Lo baila María
Luego
a la noche
se dejará caer
en la cama
vestida así
desvelada
aún en los brazos de la tierra
©Rubén Lapuente
(Vitigudino)
a María Bernal
VECINITA

Venga vecina
Préstamelo
Que sólo es para una mañana
de domingo
Que no sabes las ganas
que tengo de mandar
a este amuermado
adulto mío
a la esquina
a ver si llueve
Que llevo una eternidad
sin una mano de blancura
Sin un incordio inocente
Sin esa pequeña patria del candor
Oh venga vecina
Que ya ni me acuerdo
de aquel sollozo de hijo dulce
Ni de aquella voz
de corteza de pan
saliendo del hatillo
de sus huesos abrazados …
Que quiero sufrir un bombardeo
de su lengua de trapo
Ver la huella de su manecita
en el vidrio empañado del balcón
o su estampa de pájaro ciego
contra la pared
de mi cuarto en penumbra
buscándome a tientas…
Subirme a la espiral
de su sueño despierto
Verme esa mañana
como viviendo en una acuarela…
dibujado
Oh venga ¡Déjamelo!
Que le voy a devolver
de regalo
el asombro
de la magia de este patán
faquir hambriento
de cuchillos de cocina
del bosque de mi boca en llamas
Y con polvo de estrellas
le encontraré
un doblón de dulce oro negro
en el cofre de su pelo
En sus bolsillos
esas piedras de colores
del río en el que se sumerge
cada noche
Ah Y si también
vienes tú vecinita
para cerrarte esa herida
de amor roto
tengo un ¡ale hop!
guardado para ti…
Ahora que aún es olor y luz
de pan de madrugada…
Oh venga vecinita
¡Déjamelo!
©Rubén Lapuente
a Elena García foto: Guillermo