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¿IRSE O QUEDARSE?

A esta
estampa
en calma
de atardecer con barcos
sobre la mar
viajo sin irme
Voy entre
mis cuatro
paredes
en las que
anda la luz
matizando
su gastado ocaso añil
o mejor
mi pereza de pintarlas
Me llevo
zureos de paloma
de mi terraza
sonando
a tonada
de gaviota
y rumor
intermitente
de olas de ascensor
de mi casa
Y vuelo
entre mis sábanas
ahora de hilo
de grano
de arena
a la penumbra
de esta estampa
bellísima
de anochecer de mar en calma
con barcos
que miro
por vez primera
siempre
y voy
entrando
como con un beso lento
en su eterno
regazo de papel
adormeciéndome
trayéndome
su sueño
©Rubén Lapuente
Foto: Martín Gallego
¿Viajar? Para viajar basta con existir. Voy de día a día, como de estación en estación, en el tren de mi cuerpo, o de mi destino, asomado a las calles y a las plazas, a los gestos y a los rostros, siempre iguales y siempre diferentes como, al final, lo son los paisajes. Si imagino, veo ¿Qué más hago si viajo? Sólo la debilidad de la imaginación justifica que haya que desplazarse para sentir. La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos. Libro del desasosiego (F.Pessoa)
PIEDRA

Como al paisaje desde mi ventana
me asomo a la piedra
Me gusta seguir la corriente de sus vetas
Cómo se va quedando encinta del tiempo
Por dónde le ha sajado los lomos
el silbido del diamante
o el disco del albañil
Tan arrebujada la piedra
Con esa cerrazón
de entrecejo fruncido
Con ese pavor de soledad infinita
que pienso que cómo sería sin
ese espanto hacinado de eternidad
Con un adarme de vida
qué flor de piedra tallaría ahora
qué tupido olor
qué blondas le hubiera tejido
la primavera
En mi mano
su canto rodado me recuerda
aquella parábola de odio en el aire
de cuando niño
o cómo cosía el agua del río
desde su orilla
y siempre
espalda de vigía
cerrándose
sobre esos huesos amados
Asomándome a la piedra
habladora piel
de cuarcita gallega de mi casa
Sin vida
Me viene grande
©Rubén Lapuente
(El Rasillo de Cameros)
PASA SIN LLAMAR

De un balde de luz
debe de beber
cada poco
porque se está haciendo
transparente
Ni ese roce
de penumbra
que se nos nota a todos
se le adivina
Abrió
maleada
su alacena
y un desconocido
ya le había
hecho acopio
de manantiales
de vida
Y ha vuelto
asaetada aún de rayos
a los viejos días
de brega
pero
en su muñeca izquierda
lleva puesto
mi reloj
Y
ahora que soy
el muelle de su endeble diestra
-cosa de ganglios-
me reclama
en el jardín
cada dos por tres:
Tráeme la tierra
Vete a por basura
Cava ahí
Llévame la regadera…
“¡Para! ¡Para!
Faraona de parterres
Princesa de los arriates”
-le digo- acompañándolo
de un largo
rebuzno
Pero
para acallarme
de lejos
ella
me habla sin voz
moviendo
desmesuradamente
y muy despacio
los labios
Yo en esa puerta del corazón
le leo siempre
lo mismo :
Pasa sin llamar
©Rubén Lapuente
Foto: Parterre de mi jardín
NOCHE DE SAN JUAN

Pareciera que vuelves a la nostalgia
que te sumerges en la derrota
de los que apuraron la copa
de toda su juventud
ya con esa fogata dentro que medra apagada
Pero hay quien vuelve a ese baño de fuego
flameando una hoja de papel
caligrafiada de deseos
Que la lumbre renace también
de un rescoldo dormido
Que siempre es ese último sorbo
el que paladea el recuerdo
¿Y cómo no saltar sobre la hoguera?
¿Cómo no jugar con la vida?
¿Cómo ensordeces sino el fragor
del aguacero que implacable arrecia
sobre nuestras llamas?
©Rubén Lapuente
Foto de maduroman