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REGALO DE BODAS

De una trenza
de su celaje de hebras
como una roseta
de guirnaldas
empieza
la bruma
de su belleza
Desde la platea
de la oficina
sentado en mi butaca
mientras
impaciente
espero oír
un maullido tras la puerta
mientras tecleo
en el ordenador
bagatelas
la recreo
dentro
de su cuento
de amor de princesa
enjaezándola
con esa venda
de tocado
bajo la barbilla
con arracadas
que titubean
a la vez
voces
de plata
atando
a la lanza
de su amante
su pañuelo
de seda
o asomada
a la ventana
con sus dos largas trenzas
de escalera
a la alcoba
de su piel
de luz de rosicler
que bebe
del surtidor
del alba
Hasta que
un maullido tras la puerta
me despierta…
Mientras ya cuchichea con su gata
“Que ya me hurga
en el corazón”
me dice
Teresa
que se desposa
©Rubén Lapuente
Para Teresa y su gata Bolita, mi regalo de bodas
SU CUERPO

Oh cuerpo
que ya vas solo
sin tu rodela
Cansado retoño de estío
Desnudo otra vez al viejo viento
Un año entero
en mis brazos
ofreciéndote
en altares blancos
y te me han devuelto
casi ahogado
casi quemado
Oh cuerpo
que te doy ahora
ungüento
bajo la axila
cercando tus últimas llamas
Que vas por detrás
de su cabeza
y de su corazón
trastabillando
Que te miro ahora
fuera de ella
Que no eres ella
Que no te mueve ella
Que no la obedeces
Ciego de algo
Pero que tendré que aprender
a amarte
©Rubén Lapuente
LAS MUERTAS DE JUÁREZ

El Ateneo Riojano se ha unido a la iniciativa de Escritores por ciudad Juárez y ha organizado una lectura solidaria de poemas y textos el día 1 de septiembre, este poema es mi contribución
Siempre es una joven
pobre y bella
maquiladora rezagada
por una calle de arena sin luna
Se llama Esmeralda o Laura
o Jessica o Yazmin o…
Son cientos de ellas
con la cena fría sobre la mesa
Y tú o yo
que todas son
nuestras hijas o hermanas
esperándolas
empezamos a imaginárnoslas
¡Dios mío!
arrebatadas
sintiéndolas en su escalofrío
al oírles atadas murmurar su muerte
Con el horror
encima de sus tiernos cuerpos
pero el horror del espanto gozando
de su miedo desnudo
Cercenándolas
atrozmente
mientras las ultiman
Y como un neumático viejo
como el rebujo de un paquete
de cigarrillos
las tiran
a los arenales del valle
Y es así como se despierta en Ciudad Juárez
desde hace más de veinte años
Y como nadie te llama
vas a la morgue a preguntar
por unos huesos que han aparecido
por la prensa
y si hay suerte
al cabo de una asquerosa espera infinita
sales con un despojo dudoso
y con una palmada de pobrecito
en la espalda
Y ya no dudas
de que la policía cierra los ojos
de que las pesquisas
son aviones de papel
dando la vuelta
a una mesa con destellos
de espuelas
de que hay un entramado
abyecto
sin fisuras
intocable de impunidad
Y tú o yo
que todas son nuestras hijas
o hermanas
trocando sangre de pobre en rabia
recalentamos aún la cena
todas las noches
©Rubén Lapuente
Foto: cada clavo es una mujer muerta o desaparecida
LA TERRAZA DEL IBIZA

Al pasar por la terraza del bar Ibiza
bajo los soportales
aún extraño no oír mi nombre
invitándome a su velador
a este territorio que fue suyo
eterno portal de su solaz
Y avivo el paso
Nos pasa a los que nos exprime lo sensible
Y tarde aprendimos que el cariño
no venía ya en la corriente
de nuestra misma sangre
Mirando la ausencia de unas sillas
(él también era esas sillas)
una niebla afilada de tristeza
me acompaña hasta cruzar
la linde de su zaguán
y sólo al sobrepasarla
ladeo un poco la cabeza
para que mi perfil roce el recuerdo
de quien fuera
novio de la muerte
del muchacho que escribía versos
("oh el verla sacarse el vestido
cruzando los brazos
de una sola vez
como si se desnudara la luz...")
del que vino a mi casa
torpe anciano niño
"¿Hay un sitio para mí?"
Desde el primer recuerdo
en el que mis ojos asomándose
por el cráter del volcán de arena de la calle
subían por el andamio
al ballet de su paleta de albañil
a la terraza de este bar
en el que se sujetaba
el dolor último
con la palma de la mano
a la sirena de ambulancia
acercándose y alejándose
como las alas de un alarido
hasta la dureza
de verle morir tan lentamente…
Nos pasa a los que nos exprime lo sensible
y tarde aprendimos que el cariño
no venía ya mezclado
en la corriente de nuestra misma sangre
Que arrastras siempre lo que no has sabido querer
¡Con lo poco que pesa una carreta de abrazos!
Por eso avivo el paso
Algún día me sentaré en esa terraza
territorio suyo
de vuelta de mí
a conversar primero con mis lágrimas
©Rubén Lapuente
AROMA ERRANTE

En esta noche de julio
de añorada tormenta
Yo en el zaguán de mi casa
la piel me rezuma
como empañado cristal
y atrapa cada aroma errante
que despierta
que se pierde tras la lluvia
Y lo respiro
Y lo encelo
Y lo llamo por su nombre:
Éste es de salvia mojada
De espiga malva de lavanda huele ése
Este aire pavonado de flores de sol
es del coral de mis santolinas
Perfume de oscura miel de flor de brezo
me llega de debajo de los pinos
Olores de luz
de oro viejo de damasquina
vienen del arriate
Y éste último leve beso
es de una joven
rosa cansada de nacer
en mi pobre ribazo de arcilla…
Del balcón de la casa
hasta el zaguán
me baja luego un olor distinto
Es una ola de aroma
como si se le rompiera
la bolsita de almizcle
a la sombra de un corazón desnudo
anclado a la tierra
que se pierde también
tras la añorada lluvia
Y que reconozco
Y que respiro hondo
Y que lo llamo por su nombre:
Que te vaya bonito
aroma errante…
Amor mío
©Rubén Lapuente
(El Rasillo de Cameros)