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Se muestran los artículos pertenecientes a Agosto de 2012.

LA MANZANA DE CARLOS MARX

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Cuando esta senda

de la vega del Iregua

se preña de manzanas

cómo no parar el coche  

y como un ladrón

colarse

por entre los espinosos

alambres

Es un rito mío de cada verano:

Miro a los lados

Cojo una cualquiera

La olfateo hondo

Y muerdo esa carne dulce

que es como un hilo virgen

de la oscura fuente

de la tierra

mojando

mi interior:

el más puro dormido

Y siempre pienso

mientras la saboreo

en que si realmente

fuéramos

sólo dos en este mundo

y éste el único

terruño del planeta

por llegar yo

un poquitito más tarde

ya sería el siervo

de esta gleba

Que la tierra fuera

del primero que la pisara

del que se apresurara

a alambrarla

es echarle mucho rostro

¡Y todo está ya tan bendecido

por ese listo fariseo Leviatán o Estado

saca cuartos!

¡Y que ahora ni te dejen

asomar el gaznate

por éste u otro bello predio!

Quizás suene imbécil plantearlo

pero el hombre es el único animal

que le pone nombre y apellidos

a la tierra

¿La tierra no debería ser de la tierra?

De repente oigo un grito

Y a lo lejos me ladran un par de lebreles

Cualquiera le explica

a mi terrateniente

que se acerca

que estoy en una íntima

ceremonia  mía de estío

y no digamos

si a los chuchos

les suelto lo de mi tesis  

tipo Newton

del influjo

de la manzana ajena “in situ”

sobre el pensamiento

de Carlos Marx

 

Y… ¡Joder! ¡Rubén ¡ ¡Corre!

¡Pon  pies en polvorosa!

             ©Rubén Lapuente

LOS NIÑOS DE LA GUERRA

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Al lado de un perfume

De un emblema

De unas agujas de oro

barriendo la esfera del tiempo.

Ahí,

la valla de la niña en el horror.

La nómada del miedo.

 

Como la marca

como el reloj

como el aroma

se te irá quedando grabada

pero como algo extraño.

Seguro que el camino

en zigzag de su gesto

poco a poco

te irá encogiendo algo

de muy adentro.

Y al no venderse

Cómo olvidarla.

 

Se apagará la fragancia.

El lema se te hará tedioso.

 El reloj será sólo la rutina

de su tic tac en la muñeca.

Pero allí,

en  las vallas,

en las marquesinas de las paradas

de los autobuses

en los diez segundos

del televisor  y sin palabras.

Allí,

la mirada que no se esconde.

La que rasga la placidez,

taladrándote

camino o a la vuelta del trabajo.

o en la cómoda butaca

a la noche

Ahí,

la cara de la niña en el horror.

La nómada del miedo.

 

Hasta que un día

alces la cabeza

del todo

ya sólo para sonreírla.

Para llevarla cerca de los labios

Y tatuarte en la piel esa mirada

Que es sagrada

Que no se vende

Que nunca olvides

          ©Rubén Lapuente

LA BELLEZA

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Fue desde la platea

de mojón alto

Como siempre

el niño sol  

guiaba esa tramoya

del rayar

del nuevo día

Su manecita

de alfarero

matizaba la luz

en el barrillo

de su último

sueño

y a cada una

de las mellizas

dunas

de agujas

muy suave

les iba cambiando

la claridad

en el rostro

 

Enseguida

encerró

a todo el bosque

en un ánfora

verde

 

Y nada más

Sólo un par de lágrimas

Y que luego me fui

con la estela

de esta belleza

la que me salva a mí

de la vida

a desayunar

          ©Rubén Lapuente

PILAR LA PORTUGUESA

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Quizás

de disfrazar

la pobreza 

nacieran estas artes

Quizás

de una herida en la blusa

Y así

de un desgarrón

o de un siete

nacería

un lirio

o un gajo de luna

o un tallito de rosas

 

Con una aguja

y una hebra

Pilar la portuguesa

 hilandera

en las tardes

de Hervás

(Oh que no vienes

Que no vamos

Que no nos vemos)

de sorpresa

nos ha enviado

esta bellísima

escena de caza

 

En la pared

había un bodegón

con manzanas y naranjas

que no se pudrían

Sin historia

Ahora

está este lienzo

de cañamazo

donde la cazadora

que no se ve

es la que más se asoma

La que mira

y teje

y vierte

en la dulce

mueca del lebrel

todo el peso de la nostalgia

y de la ternura

que nos caza

La que

en la escopeta

de perchero

de su montera

y en sus tres

perdices

esperando

abatidas

en la palometa

del cerezo

el vinagre

y las especies

borda

el sosiego

en la tregua

de una tarde

de su vida

que el esbozo

del patrón

se copió de ella

 

Ella nos lo regala

y  lo firma

y aunque

no sé si sabe

que de nuestra casa

ya se había ganado  

todas las paredes

ahora una

ya es suya

eternamente

suya

          ©Rubén Lapuente

            A Pilar Gomes

ANDREA

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Andrea que son ya las nueve

Que no has subido la verja

Pero ¿qué te pasa?

¡Pero si ni has horneado el pan!

¡Que nos viene toda la marea del barrio Andrea!

No mujer  No me llores aquí

Pero ¿qué te pasa?

¿Qué? ¿Que no sabe si te quiere?

Andrea que esto es un negocio

Deja en otro sitio el desamor

¿Que no se te pasa?

Dile que si tiene que romperte el corazón

que te lo rompa ya

que deshoje de una vez

su margarita

Cómo vas a ser poca cosa Andrea

Que venga

Dile que se venga aquí

antes de tu hora

mucho antes si quiere

Que  viera en las cámaras

cómo buscan

esa joven mirada tuya

la que les hace empezar a quererte

o esa sonrisa eterna que tienes

que vende Andrea que vende

Que sintiera tu alegría

Tu fatiga de horas de pie

Tu firmeza con lo rapaz

Tu mano de niña hada

que no coge las cosas

sino que las acaricia Andrea

las acaricia

Lo que vales

Que en tu descanso

en la trastienda

le sonara el móvil a unos metros tuyos

enseguida lo tomaría seguro

para llevar en volandas

con su voz

tu cansancio

Que se enamore aquí

de la que no conoce

aquí

Que madure

aquí

Andrea

Ya me gustaría a mí tener tus años

para tirarte los tejos

La verja

Levanta la verja

Andrea  

Venga

Ésa no aún ésa no

La de tus lágrimas

primero

               ©Rubén Lapuente

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