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EL GUERNICA

¿Vienes de ver el Guernica de Picasso?
Te acercaste a la pintura como te dije
sin intentar comprenderla limpio
como si vieras una noche estrellada?
¿Te imaginabas que pudiera alguien
dibujar así el horror de la guerra
tal como si rasguñara en el estómago?
¿Sabes que cuando la bombilla se mece
la única coraza de los inocentes
es apretar los dientes cerrando
a la vez los ojos?
¿Cuántos sádicos quedan que aún
piensen que bajo los tejados
sólo habitan alimañas
estrategias para descorazonar
al enemigo?
¿Seguiste el grito de dolor
de la mujer hasta perderlo
por el filo de su lengua?
¿Le viste los ojos convertidos
en laguna de lágrimas?
¿Y los pechos lacios de pronto?
Duele ese dulce rostro dormido
de muerte de su niño en los brazos
¿verdad?
Su naricilla caída del revés…
Y es que todo el lienzo es sufrimiento
¿Sentiste al final el desasosiego
de ese enorme alarido en la pared?
¿Y al salir a la calle maldijiste
la historia que tenemos?
¿Lo hiciste así?
©Rubén Lapuente
Foto: fragmento de El Guernica
ODA A MI GLICINIA

Ahora la llamo
la niña de mis ojos
Pero
¡Qué de primaveras yermas me dio!
“¿Otro mayo sin florecer?
¿Es que no te encuentra
esta tierra tu acuarela?
¿Ni el temblor de un aroma
gatea por tu savia?
¡Maldita suerte!” - le decía
La mimé tanto
para el frío en el invierno
que acolché su jergón
con la melancolía
de sus hojas
de otoño
muertas
Y esa estampa
en la pared
Radiografía
de su sueño dormido
la podé
como aguzaría
un orfebre
el amanecer del diamante
Y fue
de vuelta yo de un viaje
Como en un olvido
Cuando la vi preciosa
al fin
recostada
en el lecho de piedra de mi casa
ofreciendo
sus racimos de flores
como una piel de mujer
meciendo sensual
esa vulva de pétalos
a la codicia
de todo un valle
Yo no sabía
impaciente de mí
que para
sobrevivir
necesitaba tiempo para hacerse
tan hermosa
Y hasta hay veces
ahora
que la llamo “bella ramera”
cuando la liba un enjambre de abejas
a la vez
Y tengo el olor
de su voz malva
Y oigo ese viejo e íntimo rumor
que la abre
que boga fugitivo
en Todo
que me saca de mi encierro
¿eterno?
glicinia
en su reverso
©Rubén Lapuente
El Rasillo de Cameros
Foto: Mi glicinia
LOBOS

Siempre lo parirá la sierra
con esa lejana mirada de aviso
de amarga miel
Ha regresado a su refugio de estrellas
con el eterno pecado
de aparecerse
en la garganta de una oveja
¿Cabe esperar otra cosa
de un animal carnicero?
¿Quién pone el grito en el cielo?
¿En tu casa dormiría el jilguero
en el cubil del gato?
Ah! Que los rediles son de viento
Ah! Que el negocio no da para un pastor
¿Me dices que en aras del beneficio
habría que acabar con el lobo?
Viene con la misericordia
de un decreto sobre sus lomos
que le vuelva a recortar
en el ocaso su silueta
¡Por cuántos caminos le iban dejando
una dulce carnada de muerte!
¡Qué camarillas de bar! ¡Qué estrago hicieron!
Y es que sólo mata por matar el hombre:
El peor animal sobre la tierra
Venía de amamantar un imperio
Y Perraut
Los hermanos Grimm
le hicieron un flaco favor feroz
Y otro lo iba paseando
de sanguinario licántropo
¿Sabes que ama a su hembra hasta la muerte?
¿Que son fuertes nobles inteligentes?
¿Que su manada es una escuela de vida?
Ya quisiéramos tener los valores del lobo
Cuando te pidan tus niños
que les leas un cuento
donde diga lobo feroz
o que viene el lobo
¿Por qué no te atreves a cambiarlo?
¿Que tal sonaría político corrupto
o ruin banquero?
Deja al lobo
-le da igual si no hay luna llena-
aullando en la noche
su pureza
©Rubén Lapuente
Foto la mirada del lobo de Miguel A. Domínguez
El lobo como todo animal salvaje tiene el derecho de existir en su estado natural. Este derecho no depende de su utilidad para el Hombre, y deriva del que tienen todos los seres vivos a coexistir con él como parte integrante de los sistemas ecológicos
Ha vuelto el lobo a la sierra riojana, desmitificarlo como animal sanguinario con la leyenda negra y falsa que aún subsiste es una tarea difícil de ganar
BELLO DOLOR

Lo estoy viendo nacer
Oh venero del dolor
Casida del llanto
Y me mira
Y se me acerca despacio
toda hecha bruma
¡Oh! ¡Qué marea!
¡Qué alud!
¡Qué llaga tan clara!
¡Oh! ¡Qué temblor
de sus ojeras de mar
herida!
Qué importa
si de amor muerto
gime
¡Oh pulgares míos
descorriendo
sus lágrimas!
¡Si me ha elegido a mí
para arrancárselas!
Oh rota mujer
sin palabras
que no me conoce
En la almohada
de mi pecho
hundida
¡Qué bello dolor
me clava!
©Rubén Lapuente
a A.M.
BAILE DE SOMBRAS

Ha sido una canción
Su chispazo en mi sangre
me ha soltado los pies
me los ha calzado
de un suave vuelo
de hoja muerta
Siempre hay un recodo
que no le enseñas
que no le entregas
Y el baile
te arranca
de tu plácido refugio
Y te obliga
Te detalla
Te desenmascara
Y la he cogido
tan dulce de la cintura
La pequeñez del espacio
nos hace girar
en el remolino
de dos miradas
de dos sonrisas
Imposible escaparse
del acecho
sin tregua
de una boca
de unos ojos
De pronto ahí
en la pared
en nuestras sombras
(¿el envés de la apariencia?)
cómo se siente el peso
de esta larga andadura juntos
El cansancio también
del viejo latido
del eterno amor
Si se diera cuenta ahora ella
podría hasta sumergirse
en este rio mío
oculto
reflejado en el espejo
tan claro del suyo
(Oh cómo se entrega esta mujer)
por el que me cuelo
hasta donde
ya no puede haber
nada más
Alargo la melodía
en mi garganta
en la última vuelta
que demoro con ella…
Y al pararnos
me fijo
cómo dos sombras
en la pared
(¿por qué aún extrañas?)
se amalgaman
©Rubén Lapuente
Foto mi sombra y la de mi mujer