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AL OLOR DEL CAFÉ

Cada mañana
antes de entrar
en el agua
pongo al fuego la vieja cafetera
de aluminio
Y yo no sé
de dónde saca tanto olor
que me coge
allende el espejo
silbando
ya
al son
de su bufido
¿De dónde vienes
tan íntimo
como un beso
aroma?
¿De pisar en el lagar la negra noche?
¿De orear
las sábanas mojadas
de pubis trigueños
vienes?
¿Del otoño en las hayas?
¿De los ojos azabache de Teresa?
¿Es verdad que el ocaso
se va a dormir
como Marilyn
con una gota
de tu esencia
marrón canela la llamamos?
Me hueles
a aquella barca
en el embalse
con la bancada rota
A madre en el balcón
soplándose los besos
¿No era aire tostado
de la cocina?
A una tarde
de lluvia
girando lenta del asa la taza
esperando
el desamor
Cualquier día
en cualquier terraza
la vida
se sentará a mi lado
coincidirá conmigo
¿Y quedará algo más
que una embriagadora
brisa morena?
Cuando me siento
a la mesa
disfruto
viéndola beberse ese negro cuerpo
que le pongo al fuego
cada mañana
mientras
éste lirico tonto de quimeras
se desayuna
una dulce
y triste manzana
-costumbres-
ah pero con aroma
de café
©Rubén Lapuente
MI MANO NIÑA

Ahora habría podido llamarme
Oh el haber estado bebiendo
de la misma sangre en el mismo vientre
Llegaba del colegio
y subido a mis libros
tirando de la borda de mimbre
le veía los huesecillos
de pájaro al trasluz
Entre mantillas
azulada la piel
parecía
un zafiro
Una princesita añil
¿Cómo iba a saber yo que lo vivo
también deja de moverse?
Aquel frio calambre
que me dio su cuerpo
se me entrañó en la mano:
La única que recuerda
Pero no no no hay dolor
¿La olvidé quizás por mirar
desde la angustia el trajín
de la vida que todo lo aleja
que todo lo agua?
Si no la pienso se me morirá
Hoy habría podido llamarme
¿Por qué no dicharachera?:
Poetilla hermano si quieres
un halago mío en tu cuaderno
ve sacando la cartera
o culta: Oh qué poemas Rubén
he leído tan inquietantes de Silvia Plath…
Ahora nos habría atrapado
toda la miel del ámbar del tiempo
En un estanque seriamos dos hojas
En una maroma dos rizadas hebras
Oh pero no no no hay dolor
Ahora que crece en la palma de mi mano
un día se me pondrá de pie
¿Eres tú? Asomándose sonriendo
por sobre la orilla de mi sueño
©Rubén Lapuente
EL BIOMBO

Nos hemos comprado
un biombo:
El último cerrojo
de nuestro dormitorio
Y le ha dado
un aire
como de suite de saloon del oeste
desvergonzado
En una de sus hojas
descansan
mis pantalones
Vivaquea
de una esquina
mi camisa
Si fuera un cowboy
colgaría también
el sombrero de ala ancha
las botas con espuelas con estrellas
y la cartuchera
con la culata
plateada
de mi revólver
asomándose
como una víbora
Luego entra ella
por un lado y
ale hop
planta
su sostén en el medio
como si luego fuera a enjabonarse
en una
de esas bañeras
con patas
de garras de bronce
de leona
Tiene allí en lo alto
algo de triángulo
celestial
Una prenda
que si le oigo su pequeña tralla
me evoca
dos proas por la casa
dos lebreles sin bozal
dos turgencias…
oh “La gauche divine et á droite aussi…”
que si duermes
toda la noche
sobre ellas
olvidas
los sueños
amaneces
sin
memoria
Luego cuelga la falda y
ale hop
aparece
por el otro lado
la misma
pero oh
qué distinta
Viendo todo eso
en tu cumbre
biombo
Sólo nos queda
apagar los móviles…
Y encima
con
tarde
de
lluvia!
©Rubén Lapuente
(El Rasillo de Cameros)
Foto: mi biombo