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Se muestran los artículos pertenecientes a Mayo de 2010.

JARDINERO

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Es como una  mujer

que se adorna

para su cita:

Inmóvil

en ese escaparate del destino

o el que mis manos

de aprendiz de jardinero

le dieron

la acicalaron

buscando su belleza

y la mía

 

Y así he podado los ramos

de las enredaderas

por el rayar del alba

en sus yemas

de flor

Así he vestido a las calas

con su blusa abierta

enseñándome

por el escote

su vela de amor encendida

Las prímulas  las violetas  las clavelinas…

Todo está preparado

El olor

que para defenderse

se hizo fragancia

ya ha sacado billete

en el largo tren del viento

Y el color

que para sobrevivir

se hizo salvaje

ya lanza guiños

al hervidero ansioso de abejas

que caen al fondo

del cáliz

de las flores

ebrias de farolas de estambre

trayendo

llevándose

el  fecundo tesoro del polen de oro

¡Todo para perpetuarse

se ha hecho bello!

 

Al atardecer

sale ella

rociando

garabatos de agua

en cada hebra

Su rojo pantalón ceñido

Su blusa gastada

abierta

anudada bajo el pecho        

Los cabellos rubios recogidos

sobre la nuca desnuda…

Por detrás de ella me acerco

enredada aún

en hilachas

de agua

y al tomarla por la cintura

me ladea su cabeza

y pruebo

en su cuello

lo que no se explica

                    ©Rubén Lapuente

                    (El Rasillo de Cameros)

MIS HUESOS

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Son mis huesos

los que suenan

No sé si su voz traspasa mi cuerpo

si se oye fuera

Me han dejado

sin silencio:

¿Rumorean  o claman?

Será la humedad

o la pálida lenta herida

de los años

 

Por dentro de los dedos

de mis manos

siento como  

si un intruso

me los fuera

lentamente astillando:

será el continuo

y alado

tamborileo

sobre el ciego alfabeto

de las teclas

 

Ahora

cuando de madrugada

cruje la madera

del armario

rumia

la melliza mía

como si se consolaran

mutuamente

 

Y sueño

que me levanto de la cama

sólo con mi pulpa

y le veo a él

tumbado

sin ternura

como una barroca

imaginería

de tabas

como una coraza en mi vida

como un tamiz en mi muerte

 

Son mis huesos

los que suenan

Me han dejado

sin silencio

con un otro más

dentro

recordándome

que estoy vivo

                 ©Rubén Lapuente

CUBA

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Es cada día

de mi vida

frente a la vieja puerta

de mi casa

atrancada

esperando la abra

la cordura

o el hedor  

Y aunque me digan

que qué suerte tengo

de estar fuera

de no ser uno más

de la mitad

que sobrevive

vigilada por la otra

media

arrogante

necesito volver

a entrar

un momento

a oler esa húmeda tierra rojiza

tras un aguacero

Volver a oír

guajiras

boleros

una habanera

con mi guayabera blanca

sin que se me salten

las lágrimas

Que me atraviesen las voces

de los vecinos

de balcón a balcón

Hace tanto tiempo

que me traje

en la maleta

la estela de recuerdos

de los aromas:

el olor a café

recién colado

el de la fritura

de dorados plátanos

maduros

el perfume del tabaco

como un requiebro

el dulce río de melaza

por los alambiques

de ron

de mis venas…

¡Oh sazón de sudor y piel!

¡Oh estrépito de tersa carne de mulata!

¡Oh caliente lecho de cañaveral!

¡Oh amanecer de Cuba

por las ensenadas del cuerpo

que amé!

 

Y es que todo 

se me va yendo del corazón

Necesito volver a entrar

Sentir otra vez

que todo el aire que respiro

me viene del mar!

                                    ©Rubén Lapuente

 

Foto de Andrés Suarez Outeda

 Santiago de Cuba. Diciembre 2009

un español en La Habana

¿TE ACUERDAS DE MÍ?

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Cómo imaginarme

que el pasado

pudiera regresar

tan veloz

tan inesperado

tan limpio

hasta la pantalla de mi ordenador

frente a mis ojos:

 

“¿Eres Rubén?

Tecleaba tu nombre

y de no aparecerme nada

a sumergirme  ahora

en  el torrente

de un río de versos

 

¿Eres el mismo?

 

¿El que el azar

puso a mi costado

en aquella hilera

de soldados sin valor

acompasándonos

las zancadas

tañendo

inútiles sones de piedra ?

 

¿El que

a la vez mía

tachaba los días del calendario

desde la más alta litera

del sueño

tembloroso

del porvenir?

 

¿El que abría la taquilla

y  luminosa

se asomaba

la sonrisa de papel

de una muchacha

como si allí amaneciera?

 

¿El que como yo

no tenía

nada más que regalar

que la juventud?

 

¿Eres el mismo?

 

Ya sé que la edad

camina con paso firme

y devastador

Que nos hace creer

que ya nunca

podremos ser aquellos

¿Pero sabe

de qué lejano y largo sueño

despertamos?

¿Si venimos o no

de un abrazo interrumpido?

 

Ahora que

le hemos dado la vuelta

a la duna de arena

del tiempo

¿No retornamos al principio?

 

Soy Javier

de un pueblo de Huesca

Sólo han pasado treinta años

 

 ¿Te acuerdas de mí?”

                                ©Rubén Lapuente

 

Foto: Yo y Javier en Jerez

Para Javier Alquézar que hace unos días me reencontró

ODA AL PARTO NATURAL

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La mujer entró en la blanca

habitación

Anochecía

Por las ingles

le resbalaba

un agua rosa rota

Le seguía el hombre

con el corazón

orgulloso

agitado

delicado con ella

 

Una mujer de uniforme

la sonreía

la animaba

y al cerrar la puerta

se quedó por detrás

esperando

entre bambalinas

una voz

desde la entraña

 

Todo estaba en penumbra

en silencio

Todo era íntimo

como una suave

caricia

 

Para empujar

y abrir una  luz

la vida

a ratos

tironeaba de la mujer

que primeriza

entremedias

jadeaba

como el fuelle de una lumbre

casi dormida

 

El hombre

entretanto

la acariciaba con las manos

por todo el cuerpo

la dilataba

e iba haciendo de su carne

lo que el panadero

con harina de trigo

y agua al alba

 

Y en el rostro de ella

saboreaba

la solitaria belleza

del dolor
sin sufrimiento

 

Y la cama se iba haciendo pequeña…

 

El grito desde la entraña

abrió la puerta

Y sin tocarla

ni un temblor del vientre

viajaron juntos

en el mismo tiempo

del hijo

que empujaba

que retrocedía

que coronaba la cabeza

en el espejo

que guiaba

el hombre

hacia los ojos de ella

       

Sobre el vientre de la mujer

pegajoso y sucio

de sudor de amor

latiendo aún del cordón

sin pinzar

flujos de sangre de vida

piel con piel

le dejaron

respirando claridades

 

Y al olor

del calostro del pecho

comenzó a reptar

hasta la ubre

de nieve

 

Y sin separarlos

se quedaron

los dos

al mismo tiempo

dormidos

             ©Rubén Lapuente

 

Para Ana Larroya y sus compañeras del hospital de Barbastro

¡Que no os separen!

ZGZ Pro Parto Natural

“Para cambiar el mundo cambiemos la manera de nacer”

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