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CROTOREO

Por la ruta
tendida
por la memoria
del viento
o por las estrellas
sobre
la copa de los árboles
de los tejados
de la última hermosa noche en la torre:
son las cigüeñas
que vienen del cinturón del hambre:
del largo sahel
africano:
de la escasez
Y como aviones
en escuadrilla
cruzan la embocadura
del mar
hacia otro planeta
Muchas vienen
aquí
a buscarse la vida
Tienen
los sotos del Ebro
El río Alhama
Un vertedero cerca
Y una tierra
a la que siguen
y limpian
tras la labor
de los aperos
Y sobre la techumbre
de la Colegiata
de San Miguel
de Alfaro
han levantado
una enorme colonia
Y la gente
esta orgullosa
de acogerlas
De soportar el ruido
del entrechocar
de sus picos:
el crotoreo
o como dicen
aquí
de oírlas majar los ajos
Y hasta la misma campana de bronce
se ha herido la voz
Desde el mirador de las cigüeñas
las contemplo
sordas a la llamada
de los tambores de África
Ya no migran
Su alado cayuco
vara feliz
entre las olas
de las tejas
©Rubén Lapuente
Foto : colonia de cigüeñas en la Iglesia San Miguel de Alfaro
Más de cien nidos hace que al caer la tarde
aparezcan desde todas las direcciones
y sobre el cúmulo de ramas descienden
con precisión de acróbata: Inolvidable.
La chica de la tienda de golosinas

a las trabajadoras de El Ángel
Como una boca
que enseñara
su dulce paladar
sube la verja de la tienda
a toda la barriada
Antes
ha espantado el vaho
del frío
en la harina
Ha rebosado
de mil y una delicia
cada cubeta
Ha dejado escapar
el perfume
del caliente hechizo de lo recién
horneado
Y espera de pie la marea
de una avenida
Aquí compro yo el pan
los caprichos
y avanzando en la fila
miro a la joven
y bella
dependienta
que pesa en una oculta balanza
los dulces sueños
de la niñez
de muchos
Que en aljabas de papel
embolsa
barras de pan
como flechas de amor
Que como adalid del barrio
en ese cuento
de ladrones y policías
que siempre llegan tarde
registra los bolsillos
a niños angelicales
o a elegantes caballeros
o a los de señoras de alta cuna
por un escondido tic
de abanico flamenco
que les descubre
en las manos
Y la veo siempre
como con un tesoro
dulce en el regazo
como el mascarón de proa de la tienda
vencedora de los embates
de las olas del mar de azúcar
a veces amargo de los días…
Avanzando en la fila
al anochecer
ha sostenido ya tantas miradas
que cuando
me toca a mi
ya todos los caminos
todos los atajos
a sus ojos
los tiene ya hollados
De pronto
de la calle
como un trueno en el sueño
oigo un viril silbido
que la despierta
que la enciende
Entonces
llevándose
la última gominola
a la boca
de un tirón
baja la verja de la tienda…
Y es en ese mismo dulce instante
cuando ella
comienza a vivir
©Rubén Lapuente
Foto : Leyre :la chica de la tienda
de golosinas de el ángel de Gran Vía
MARIONETAS

Sorteando el tinglado
el teatrillo de la plaza
me alcanzó
un relámpago
de algarabía
Eran los inocentes gritos
acallando
añagazas de bruja
Alertando
de emboscadas
de peligros
al despistado héroe
a su novia pura
Demoré el paso
para quedarme
en el rumor de la estaca
resonando
en la malvada cabeza
de trapo
Y me volví
para volverme a ver
en el recuerdo
sentado en el suelo
ligado
por la maroma de otros brazos niños
entrando en la fábula
sin miramientos
completo
con las mismas muecas
de tirria
de apego
de desprecio
de alerta
de miedo
de júbilo
que las que veo ahora
Todos los sentimientos
allí juntos
en aquel teatrillo de títeres
en ese tablado de las emociones
que quizás me sirvió
después
para olvidarme
de mi mismo
en la penumbra de un cine
en la soledad de unos versos
en la agreste belleza que me rodea
o frente al deseo de un cuerpo amado
y para ser
no como un niño
sino aquel mismo
que salía de la tramoya
como un limpio río risueño
colmado
de entregarse
a la hermosa mentira
de la vida
©Rubén Lapuente
(Glorieta del Doctor Zubía
Logroño. La Rioja)
ODA A MIS VIEJAS BOTAS

Para patear el monte
me regaló Carmiña
un par de botas de piel de serraje
Quiso el azar
que el de la vieja lezna
soñara el troquel
de su zapato
en el espejo de cada grada de mis dedos
de los altibajos de mi empeine
de mi mismo frágil calcañar
Y por partida doble
Y mis pies
encontraron
su horma de gala:
un par de pezuñas de corzo
Y cada sábado
un nudo
de pajarita
en los cordones
corona
y da
la palmada de salida a mis botas
Supe enseguida
que sabrían tañer
baladas de otoño
sobre la hojarasca
Que si entraban
en el abra del río
o en la dulce tormenta
lucirían su capucha de limo
y de lluvia
A la culebra
como un desafiante alfanje alzado
le enseña
el filo curvado
de la punta
o la suela cruel
de asfixiante almohada
de homicida
si se pone avizora
Y me contiene
las zarzas
mientras mi mano aparta
la suave enramada
de las hayas
Y dentro
de su cerrado
cielo negro
mis pies son tan libres
como la misma
veloz sombra del azor
sobre el agua
silenciosa
del embalse
Podría tirarlas
ahora ya viejas
olvidarme de ellas mañana
pero no se merecen
un contenedor
Las meteré
en una caja de cartón
como algunos recuerdos
como los zapatos
de quién me lo dio todo
y que si entreveo
ahora
sus pasos
me siguen
por toda
la casa
Y para que
las respeten
dejaré un renglón escrito
sobre la caja cerrada:
Que se ajaron antes que yo
Que abrimos veredas
juntos
©Rubén Lapuente
(El Rasillo de Cameros)