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CANDADO DE AMOR

Amor
vamos
al puente sobre
el río
El que anduvo reflejando
tanto tiempo
sólo
cielo
El que te enseña
que la vida
es una espalda
que pasa
Ponte radiante
como para aquella
cita primera
Préndete del pelo
una menuda
rosa
roja
Amor
yo llevo en el puño
el pálpito
de un juramento:
tu nombre
el mío
esta fecha
grabado en el acero
de la memoria
de los sueños
Asómate
amor
a la corriente
Si vamos a dejar
de ser nosotros
Si el rumor de mi sangre
va a sonar en tus venas
Si vas a desaparecer
para
dentro de mi
aparecerte
entera
Cierra
prende el candado
al hierro
de la baranda
y arroja las llaves
a lo poco puro que queda
en la tierra:
el río
que nace como nosotros
de la húmeda sombra
(¿lo cruzamos juntos?)
y que en el estuario
desaparece
de la vida
sin ruido
sin memoria
sin lágrimas
©Rubén Lapuente
PRIMEROS PASOS

Llegaba a casa
herido de oficina
Tarde
al último compás
de su breve pie
No sé en qué hora
se atrevió
con la sima de una llanura
No sé cómo apareció
plantado frente a la puerta
tirando de la cartera
de mis papeles
como de una carreta
rota
Su manecita
me llevaba
me traía
por los rincones
de sus madrigueras
despertando
la jerga de las cosas
Me enseñó
el lenguaje de los pájaros
Cómo se avienta a los bichos
Cómo de una pelusa
sacaba el oro
de su pelo
Y se enroscaba
en las ramas de mi cuerpo
como la más bella
y larga cola de ardilla
Y mientras
el haz de su risa
se perdía en mi mismo
Mientras me miraba
como si me mirara el mar
cansado
dejaba caer sobre mi pecho
su fardel de vida y sueño
Y toda mi niñez
retornaba
©Rubén Lapuente
Con el hijo se revive la niñez que no se recuerda
Que no se te pase dos veces
SIN AIRE

¡Cómo sentía
la última luz
de la tarde!
Arrimado
a ese abanico de dulces radios
de sol
lucía toda mi piel
Me oía la respiración
como algo
que se sucede
inevitable
Como algo
que no me pertenecía
Aspiré
un sorbo de ese aire
de esa tarde
y la corté en mi boca
(uno dos …)
Desde mi pequeño
oscuro mirador
veía
esa pulpa
de vida
desasosegada
su engendro creciendo
su loco braceo
el clamor de pie
su estertor
(sesenta sesenta y uno…)
el miedo
lo quebradizo de todo
mi resuello!
©Rubén Lapuente
foto M. Gallego
contener la respiración era más
que un juego de niños
ODA A LAS BARRACAS

Hoy es la fiesta amor mío
Venga!
Vamos!
Que han descargado ya los sueños
Que vivir del ayer
es empezar a verse morir
despacio
Iremos primero
a los fuegos en el río
Yo apoyado en el tronco de un haya
haciéndose de oro
Tú
recostada sobre mí
aturdida
entre el estampido de un bello torrente
de fugaces luces
y mi boca deshojando
tu lóbulo rendido
sumiso
Por un aroma de buñuelos
de nubes de algodón rosa dulce
de manzanas de piel de caramelo
entraremos luego
a las siempre eternas barracas
Un carrusel de caballitos de madera
despertará a ese niño antiguo
que en cada vuelta
regresaba feliz
de volver al principio
del mismo sueño
Subiremos a la noria
temerosos de la altura
del vértigo
Bajaremos luego
como echados de nosotros
livianos
como aturdidos pájaros
En los autos de choque
en los que luchan
todos contra todos
pero nadie contra nadie
alguien nos señalará como enamorados
y pondremos pies en polvorosa
trazando en la pista
fugitivos
e infinitos
locos
ochos
En las casetas de tiro
derribaré muñecos
partiré en dos mil palillos
traspasaré el centro de todas las dianas
como si flechara tu corazón
Y todo
por un oso de peluche gigante
que alguna noche
me robará tu pecho
Venga !
Vamos amor mío!
Que vivir del ayer
es empezar a verse morir despacio
Que las barracas son flor de un día
Que hay un mago
que de la nada las hace aparecer
¿las oyes?
Y que en un abrir y cerrar de ojos
se las lleva
©Rubén Lapuente