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LA DANZA DE LOS ZANCOS DE ANGUIANO

Son zarpazos que me vienen
en el sueño:
Zancos agrietados
Vahídos
Trompicones
El verme de bruces
sobre las piedras…
Soy un joven de Anguiano
Y eso te lleva a una cita
“¿Qué?
¿Cuándo te vas a lanzar
por la cuesta?
Ya tienes edad”
¡Ay! Del patio de la escuela
a ser la peonza que bailaba
un dios antiguo
Si lo hago es para ser
Y me he plantado
en lo más alto del vértigo
¡Cómo empuja aquí la memoria de siglos!
¡Cómo leo ahora los labios de mi padre!:
“Cuando te vea bajar
me veré a mí mismo”
Siempre son ocho jóvenes del pueblo
Yo el bisoño este año
Y mientras me dejo atar
minuciosamente los zancos
hago sonar las castañuelas
para ahuyentar la ansiedad
el escalofrío
Aún no me toca
En las orillas y abajo
de la empinada cuesta
agobia tanta mirada
de circo…
¡Allá voy
con las alas de mis sayas!
¡Vertiginoso!
¡Y no veo a nadie!
¡Soy la peonza de un dios!
©Rubén Lapuente
(Anguiano.La Rioja)
El origen es incierto como una prueba de paso
a la madurez como hacían en la antigua Grecia
los niños al cumplir los nueve años ofreciendo
sus peonzas a los dioses porque ya comenzaban
su preparación para ser hombres…
Casi como ir a verlos:
Danza de los zancos de Anguiano
El 22 de julio
Y el último fin de semana de septiembre
NIÑO RAPAZ

En la trastienda
hay una ventana ciega
que te ve
niño rapaz.
Con la mano pura
enseñas
el regaliz de oro de Haribo
o la maroma de Fiesta
Con la sucia
llenas todos
tus recovecos
de golosinas
Y te vas con tu botín
por toda la avenida
con el palote
de pirata en la boca
niño rapaz
Y de zapateta en zapateta
A la platea
de la trastienda
han venido quienes
te dieron los genes
azucarados
Quienes te visten
te cobijan
te miman
para conocerte
en tus artes flamencas
del abanico
sobre las gominolas
Para asomarse
al túnel del granero
de la bocamanga
de tu camiseta
A la red mafiosa
de tus clandestinos
bolsillos de pega
Y para que al salir
a la avenida
con el palote
de pirata en la boca
niño rapaz
te lleven
de las orejas
en volandas
Y de pataleta en pataleta
©Rubén Lapuente
A los ojos guardianes de las dependientas de El Ángel de Logroño
LUCIÉRNAGA DE CARRETERA

Yo la llamo luciérnaga
de carretera
Es esa muchacha
con luz de lencería
rozando cristales
La loba
de su trocito de acera
de polígono
La que lleva una estera bajo el brazo
Y todo su decoro en una alforja
La que asoma
por las ventanillas
su zoco de carne
regateada
Alquila el cuerpo
como tú la cabeza
o las manos
¡Y déjate aquí
de meter moral
en la pobreza!:
suena a carcajada
La veo cruzar el descampado
hacia el bosquecillo
Y allí
dará cuerda
a su silla de jineta
o se volverá
como una dócil
boya en el agua
Su leyenda no me interesa
Me gustaría cruzar
alguna mirada con ella
Que pudiera ver
reflejada
en mis ojos
su dignidad
©Rubén Lapuente
PIRÓMANO

¿Qué alienta en el pecho de una hoguera
que fascina y a veces enloquece?
¿Todo surge del fósforo que avienta un niño?
¿De la mágica llama que no se deshoja?
¿O ya viene en el maldito azar
del abrasado ramaje de la sangre?
Aquí no hablo de un incendiario
de ese asesino de la tea
que compra y vende fuego
que sale canalla al monte
cuando el viento cálido arrecia
cuando amarillea el estío
y bajo los pies
le restalla la rama
Esa rapiña que vuelve
ya a un paisaje de pavesas
y miserable orina
Aquí hablo de un magnetismo
de una cabeza en llamas
de un ludópata del fuego
de un canalla enfermo
que ha mirado siempre
con luz de barrena la lumbre
que no conjura
que sale al monte
iluminado por una voz de fuego
que se sube al mirador del alto cerro
a contemplar
cómo salta su fogata
de copa en copa
Y espera allí
el ulular de las sirenas
las espadas de agua
los calderos alados:
Su velada con música
del crepitar de las llamas!
©Rubén Lapuente