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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

AMOR MÍO ( 22 )

UNA MAÑANA EN MI VIDA

UNA MAÑANA EN MI VIDA

Me va despertando el alba

desatando

la enredada

trenza

del sueño

como una puerta

de niebla

por la que entrase

humilde

el viento 

la brisa

¡Si rompiera el día dentro de mí!

 

Pero el  amanecer

comienza

con su sabida luz

su trillada música

como si fuera lo que se abandona

lo que sucede

como el frío de una piedra

 

De puntillas

como un niño

-ella aún duerme-

salgo al entreabierto balcón

a sostener

la mirada

a todo lo que he perdido:

Y ahí está

mi vida

abreviada

en el embalse:

Ayer era mi íntimo mar de muchacho

hoy sólo es el cuenco

de las manos de un valle

Y el mismo bello creciente tronar del bosque

un anodino ruido de fondo

 

¡Otra vez las cosas

las sensaciones

que se alejan de uno!

¡Que las pierdo yo!

 

Y vuelvo envuelto

en un débil trazo de sol tullido

que roza

al pasar

el hilo

de su sueño

 

Mientras se despereza

lentamente me afeito:

Barbero de vieja brocha y cuchilla

abstraído

bato la espuma

de un mar

enterrado

Y tarareo una  canción

sin querer

de mester de juglaría

como pudiera haberme aparecido otra

comunera

castellana como ella

La que se le perdió un día

por todo el cuerpo

Que tira de una carreta en una era de oro

De raíces que toman

del pedernal

de la yesca

su sostén

sin agitar ya banderas

 

Y apareció por detrás de mí

en el espejo

como un amanecer

radiante

cantándomela

 

¡Y mi mar se quedó sin espuma!

 

                               ©Rubén Lapuente

                       Foto: yo mirando el embalse

              domingo 6 de junio de 2010 .El Rasillo

                      

a Carmen y su Canto de Esperanza

CANDADO DE AMOR

CANDADO DE AMOR

Amor

vamos

al puente sobre

el río

El que anduvo reflejando

tanto tiempo

sólo

cielo

El que te enseña

que la vida

es una espalda

que pasa

Ponte radiante

como para aquella

cita primera

Préndete del pelo

una menuda

rosa

roja

Amor

yo llevo en el puño

el pálpito

de un juramento:

tu nombre

el mío

esta fecha

grabado en el acero

de la memoria

de los sueños

 

Asómate

amor

a la corriente

Si vamos a dejar

de ser nosotros

Si el rumor de mi sangre

va a sonar en tus venas

Si vas a desaparecer

para

dentro de mi

aparecerte

entera

Cierra

prende el candado

al hierro

de la baranda

y arroja las llaves

a lo poco puro que queda

en la tierra:

el río

que nace como nosotros

de la húmeda sombra

(¿lo cruzamos juntos?)

y que en el estuario

desaparece

de la vida

sin ruido

sin memoria

sin lágrimas

                  ©Rubén Lapuente

ROSAS SECAS

ROSAS SECAS

Ni recordaba que estuvieran ahí.

¡Cuántas veces las habré mirado sin verlas!

Han tomado un color

de rojo vino viejo,

de rescoldo de un voraz amor en llamas.

¡Cómo aguanta su armazón

la fiebre en su belleza!

¡Cómo se aprieta cada una a su muerte!

Las mantendrá quizá aún ahí

por temer perderlas en el  corazón.

 

(“Las quiero sin aderezos

y a las nueve ” dije)

 

Yo soy un hombre de pocos regalos.

Ella, ya tenía el mío, un perfume, creo.

 

Y llamaron a la puerta…

 

Nunca había visto a nadie estremecerse.

Me miraba

y a un tiempo

al ramo entre sus brazos,

balbuceando con la lengua del corazón

palabras que yo sólo entendía.

 

Qué belleza al enseñarme

el aluvión de sus ojos.

Qué largo beso

sin sentirle los labios, ni la boca.

Caí en ella, sin vértigo, sin ocaso.

Un simple ramo de rosas…

Y había besado

lo que no se marchita nunca!

 

Han pasado diez años de aquello.

Y ahí siguen sus rosas rojas secas.

Ahora vivirán algo más apretadas…

 

¡Queda tan poco para que den la nueve!

 

                                       ©Rubén Lapuente

             para mi jardinera de rosas rojas secas

FIDELIDAD

FIDELIDAD

Por la avenida me cruzo con ella

camino del  trabajo

Voy con el cuerpo

que finge despertarse cada mañana

Y no es la mejor manera

de atender la dulzura de unos ojos

 

Al principio sólo era un perfume intenso

Luego la brisa que movía

se me fue acercando

como la de aquel temblor

adolescente

Y caminábamos despacio

para que durara algo más

nuestra diaria coincidencia

 

Las miradas se hicieron cada vez

más cercanas   más cómplices

más sostenidas

Me ladeaba para no rozarla

para ser sutil y amable

 

Hasta luego -me dijo ayer

Adiós -a media voz y a destiempo le dije

Y nos volvimos a la vez

para darnos la mejor sonrisa

 

Hoy sabía que era la mañana

del encuentro   de las preguntas

de la cita en un bar

de las mentiras quizá

Ahora está ella bajando por el bulevar

Adelantándose al tiempo

Buscando mi silueta en la lejanía

Oyéndose el timbal enajenado del pecho

 

Pero hoy he cambiado de trayecto

He tomado una calle paralela a la avenida

Mientras la veo fugaz

rebasarme por una esquina

me imagino

camino del trabajo

que hay ahora alguien

que descorre unas cortinas

que abre un balcón de par en par

y que recogiendo mi ropa sobre la cama

tal vez   por un momento

aspire su olor

            ©Rubén Lapuente

UNA HISTORIA DE NUBES

UNA HISTORIA DE NUBES

Esta inquietud mía

Esta ráfaga de pureza

que me tiende sobre ella

desde la glorieta de su frente

a los ocho breves valles de sus pies

Debajo de mí

no sabe lo que busco

Somos sólo una historia de nubes

Sólo una memoria de sábanas

Con los brazos en cruz

le arrebato las manos

entrelazándolas con fuerza

a las mías

Y lentamente

ruedo mi rostro

de un lado al otro del suyo

La hablo  se azara:

Cuéntame tu vida como sé la mía

como si fuera la niebla

y yo la orilla del río

 

Se afloja el ramal que le puso el tiempo

Me abre la ventana

que da a la ensenada de su patio oscuro

y me lleva a las lágrimas tras la puerta

al jirón de aquella promesa

al orgullo que le agranda el olvido

al camino en zigzag que era el bueno

Luego bajamos al barranco

donde guarda su tesoro

y me lo señala

Y escarbo allí hasta dónde

no hay nada ni nadie detrás:

su piedra desnuda intacta

de dónde nace la mirada

el deseo   lo insondable

el milagro en flor

la inocencia tierna

 

Y al salir de su cuerpo

colmado

la veo distinta  transparente

desarmada  más dulce

inacabable

 

Ahora somos una historia de nubes

que se reflejan

Una memoria de sábanas eternas

      

       ©Rubén Lapuente

LA VOZ DEL SUEÑO

LA VOZ DEL SUEÑO

La oigo respirar…

Si no durmiera a mi lado

por esa voz del sueño

que no se parece

a la que yo atesoro

no la reconocería.

 

Por momentos

alienta suspiros de niña.

En otros inspira

roces de viento

en las zarzas.

Luego imperceptible

su aliento calla

como si

soñara sueños

del silencio…

Y al no oírla

Tira de mí

el vértigo

de cuando un día

cuál antes

en el lecho

será un hueco

insoportable

 

Y la despierto

con la voz

ronca

del sueño fingido.

 

Desvelada

se vuelve hacía mí…

 

¡Y no me mueve!

 

    ©Rubén Lapuente

DETRÁS DE ELLA

DETRÁS DE ELLA

Voy detrás de ella.

De un vaivén olvidado.

La veo como la ven los otros.

Como veía adolescente

su cuerpo por los soportales.

El mismo gesto de acomodarse el pelo.

La misma transparencia que desplaza su silueta.

¿Lo que amo son sus formas?

La sigo para que no se me acabe su cuerpo.

Para volver a dibujarla

sobre el esbozo de ayer.

Ánfora que se cimbrea

cruzando esquinas, gentes, luces …

Se para en un escaparate.

Vive el hallazgo, la sorpresa:

El vestido quizá ya interrogado.

Creo que amo su manera, su aire.

 

Al girarse ella de pronto

casi no me da tiempo

a darme la media vuelta.

Me estará ahora viendo caminar

delante entre la gente.

Gritará mi nombre.

¿Qué haces aquí? me dirá.

Siento sus ojos a mi espalda.

Los pasos de sus tacones…

Alargo un poco la zancada.

Tenso el cuerpo

esperando su voz…

 

¿Pero porqué no me llama?

 

             ©Rubén Lapuente

Poema incluido en el libro “Memoria y euforia”de la Editorial Hipálage

LA FIEBRE

LA FIEBRE

Hoy ha caído enferma:

La fiebre

Ese incendio

nuestro en la sangre

que se apaga a ciegas

Le he puesto

el viejo mercurio

en la axila

y al leérselo

mientras lo agitaba

acurrucada

se ha dado

la media vuelta

 

En brazos la he llevado

a la bañera

y por primera vez

me doy cuenta

que no la desnudo

para el amor

por primera vez

aunque

sólo sea

por una mano

posándose

en la hoguera de su frente

soy su muleta

 

Me mira

-oh mujer que aún me idealiza-

creyendo

que no me ofrece nada

y no sabe que también

me gusta verla así

abandonada a mí

débil  y joven

trapo hermoso

 

Y la abrigo

para el temblor del sueño

entre las sábanas

que ahora la fiebre

empapa de tibieza

de pequeños

tesoros de ternura

nueva…

               ©Rubén Lapuente