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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

HISTORIAS NATURALES( 13 )

LOS "HIJOS" DE MARTA ARJONA

LOS "HIJOS" DE MARTA ARJONA

 

En mi mano un jabón sólido

de los que hace Marta

para lavarse la cabeza

a la manera

de como lo hacía

aquella lavandera de antaño

que restregaba  

que sacudía la ropa en el río  

sacándola el cansancio

llenándola

otra vez

de sol

y a la que

por un momento

las manos

le brillaban en la espuma

 

Marta se pone

el delantal

y parece

como si fuera a hacerte

unas magdalenas

pero lo que

en realidad amasa  

es una harina

que hace con arcilla roja

empapada en aceites:

hoy de palmarrosa

con el de cedro del atlas

y el de lavanda

que así la nieve

del fondo de tu maraña de pelo

se derrite

poco a poco

que así

ya no van sintiendo

cada uno de tus cabellos

esa pequeña

punzada

de aguja de dolor

que te hace dispararte

a ciegas

con todas las uñas

 

Y todo le viene por leer

en el reverso

de los botes de cosmética

ese elenco de actores

de nombres tan macabros

que le hicieron sospechar

que de su vientre

nunca saldría

esa necesaria comunión

de las cosas diarias

con uno mismo

 

Y así

le nace este jabón virgen

que bajo la ducha

al restregarte con él

la cabeza

te parece

que es la misma Marta

aquella lavandera

que ahora

en vez de ropa cansada

se lleva tus cabellos 

a lavarlos al río

y a la que  por unos segundos

le brillan las manos

en la espuma

         ©Rubén Lapuente

 

Marta Arjona cosmética

EL LIBRO DE LOS DINOSAURIOS

EL LIBRO DE LOS DINOSAURIOS

 

Hoy me ha cogido de mi biblioteca

un libro animado

De esos llenos de desplegables:

El de dinosaurios que se levantan

y saltan tras abrir la cubierta de cartón

Y frente a esos enormes viejos

amos de carne de papel de la tierra

emergiendo del fondo del libro

vamos viendo fascinados

en cada doble página

cómo cobran vida

Y más al ir leyendo esas historias

de huesos y huellas en las rocas

de nadie ahora vivo

o el de su misteriosa desaparición

 

Es mi vecino de casi cuatro años

que si le regalo mi tiempo

de un rato infinito e íntimo cuando pasa

lo hago a cambio de cobrarme

esa estela de aroma de yerba

de niñez recién cortada que tiene

o a cambio de ponerme

debajo de la lluvia de oro de su risa

Y es que cuando la vida para uno

empieza a ser ya una cuenta atrás

menos mal que viene

este pequeño “Dino” de relevo

que me deja  paladeando

esa huella del asombro de la inocencia  

en esta piedra mía del corazón…

fósil que nadie descubrirá mañana

                 ©Rubén Lapuente

EL FUTBOLÍN

EL FUTBOLÍN

Por el camino de cabras

de la escalera de caracol

lo he subido a la buhardilla

A mi refugio

Yo nunca he querido

crecer muy deprisa

que

¿sabes?

así envejeces mucho más rápido

y entonces seguro

te mueres más joven

¿no?

Y por eso me lo he comprado

Para creerme que se alarga mi vida

Para que la muerte

se vuelva perezosa

Se entretenga

con este clamor que viene

tan puro del pasado

 

Algunos no entienden

que hace ahí

“Cómprate mejor un sofá de flores”

me dice el hortera

o el gracioso de turno

Pero otros lo rozan con los dedos

Esos son de los míos

Tiene un perfume oculto

que no todos lo captan

como de tiza azul de billar

como de césped de madera

con su sonido de fondo

de garito

que evoca la memoria

de cuando entrabas

en la boca de la vida

de cuando estrenabas

tímida flor de carne

 

de la temblorosa

 

Y es como el de los bares

“Tráigamelo desmontado

que por ahí sólo suben las cabras”

le dije al de Don Futbolín

Y no es para montar

timbas con los amigos

Ni  para recobrar

nada de nada de nada…

Ya te lo he dicho:

Sólo es para envejecer más despacio

 

Los sábados  a la noche

juego una partida

conmigo mismo

Y contigo también

si pasas por El Rasillo

Tú que quizás me entiendas

Ah!   Pero yo me pido al Madrid   eh?

                    ©Rubén Lapuente

ISABEL Y JOSÉ

ISABEL Y JOSÉ

 

Fue cuando la habitaba el dolor

que Isa y José venían a casa un rato a verla

Creo que eran los jueves 

Él trabajaba la madera

La vestía  de bella piel desnuda

La hacía flor  

La nacía

Le veías en las manos

el hilo de su casa en Matute

que se la hizo él solo

con piedra y talados pinos

negros de su amada Soria

De muchacho

entró en una carpintería

Y de hombre ya maduro

ha tenido que salir 

malherido por ese falso corazón

de avaro ladrillo hueco

y sin ni una viruta de oro

de madera en el pelo

 

Venían a la tarde

Y sabiendo de su miedo

de su futuro temblando

de su paro que se agotaba

ni  les veías un rictus de incertidumbre

Sólo hacían que por entre

los labios de ella

asomara sonriente 

los dientes del cansancio

 

Ahora han cogido en arriendo

una tienda de su barrio

Y ayer

tirando del carro de la compra

nos presentamos allí

Y pusieron el grito en el cielo:

Que cómo veníamos

Que no estábamos  obligados

Que no era nuestra barriada

Que veníamos de muy lejos

Que no teníamos que hacerlo

 

Quizás ya no se acuerden

de cuando la habitaba el dolor

e iban a casa un rato a verla

Este perfume de huerta

no es el mío- nos dice José – al irnos

Nosotros sí que sabemos

que será todas la semanas

creo que los jueves

el nuestro

                    ©Rubén Lapuente

a Isabel y José

UN DÍA EN LA VIDA

UN DÍA EN LA VIDA

Antes de que suene

el soniquete del despertador

ya te has levantado  

vivaz

falto de sueño

Al entrar

le das los buenos días

a la chica de la tienda

la que parece que con sus manos

te ha horneado

hasta el trigo de la luz  

del aire

de la oficina

en la trastienda

Y que tan profundo

respiras

 

Y ya te sumerges

en  la rentabilidad

de las obleas de miel

o en el de las tizas de regaliz  

Y piensas cambiar de sitio

los besos de azúcar

Y los corazones de princesa

ponerlos en la entrada

Y te llega mezclado

el olor del pan de bogavante

con el de sol de maíz

junto a ese de cristal

tan crujiente

que parece hecho

con harina

de espejo

deshilachado

 

Y vas recibiendo

a mercaderes

que te vuelcan su alforja

de mil y una gollerías

sobre tu mesa

Tantas

que al final de la mañana

parece

que vas a dar

un festín

en la oficina

 

De vez en cuando

mientras haces las cuentas

estallas en la boca

una macadamia

o un puñadito de arándanos

o de jengibre

y siempre con un par de avellanas

con las que haces

malabares

al salir del trabajo

 

Y ahora que subes por las escaleras

los noventa peldaños

llegas a casa

acompañado

de un nuevo

fiel amigo

que no calla

que parece como si ya  fuera  tuyo

y tiene el mismo ladrido

de lebrel en corazón

que el de aquel niño

que se apretaba la mano

en el pecho

para que no se le saliese

 

Y comes frugal

que no sea

el estómago quien  

de la tarde de un sueño de versos

te la llene

de tamo de paja

o de hojarasca

que la poesía

bebe mejor del  hambre

Y escribes esto

 

Y a media noche

echas la jábega  del sueño

sobre el lomo de plata

del mar del día

que te deja

cada vez

un poco más huérfano

al irse para siempre

Y ya de madrugada

te despiertas a deshora

y hasta que suene el soniquete

vas pasando revista

por tus habitaciones

en silencio

donde en una sabes

vive ese pequeño dolor

que espera

que lleva

escondido dentro de ti

más de mil años

                       ©Rubén Lapuente

Foto Leyre en el ángel de Gran Via

BONITA

BONITA

 

Hoy subimos hasta la ermita

a coronarnos de otoño

Mientras ella  le cuenta algo

le reza no creo

Mientras tira del hilo

para llegar

al otro cabo de su manto

Yo ojeo el libro de visitas

De todos los rincones de España

le piden salud

Y amor

Y trabajo

Algún gracioso le da la dirección

para que le mande un tesoro

Pero todos escriben   bonita

 

Con una migaja más de luz

o de milagro en su cara sale

Yo nunca le pregunto

nada de credos

menos cuando subimos aquí

que tampoco

pero es que hay silencios

que hablan…

 

Estrenando alfombra

de lana virgen de hojas

bajamos en el coche muy despacio

jugando a ver quien ve  

el haya con más oro

Mira ésa  No Ésa  Ésa

Por el espejo retrovisor  

enmarcada veo

la ermita

que se transparenta

Ésa  Ésa  le digo

¿Cuál? Pero ¿cuál?

(creo en esa mentira

que la  completa…)

Ésa   La de atrás

La más bonita

                   ©Rubén Lapuente

                    (Villoslada de Cameros)