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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

SUEÑOS ( 15 )

VENEZIA

VENEZIA

 

Nada más

y nada menos

que un leve toque

de manija de madera

de paleta de albañil

encajándome

el último adobe

del alma

y ya desde la baranda

del vaporetto

al acercarme

a ese decorado

de lienzos

pintados

en telones del cielo

hasta el mar

La belleza

acaso

basta que sea

una suave cintura

de barro

o una perla de agua

resistiéndose

de un lóbulo

a morir

Aquí

es esta

bella ragazza Venezia

que he de seducir

y subirla

a lomos

de una garza negra

y robarle

los besos

bajo los puentes

y amarla

en la luz

del atardecer

pero una sola vez

que sólo así

en los sueños

de mañana

o cuando acaricie a otra belleza

entreverarla a ella

siempre

a ella

           ©Rubén Lapuente

    Venezia a 27 de Abril de 2013

 Foto: Venezia desde Ponte Rialto

NADADORA

NADADORA

 

Nadadora

Segadora del agua

que te ciñe

como

a una piedra

La misma

nacida tantas veces

en otra

distinta

en torno

a esta estrella

que dio la vida

que no sirve para nada

Y nadas

con tus brazos

con el ritmo silencioso

de tus muslos

avanzas

Pero ay

eres

como

una rama rota

medio hundida

merodeando

por su sucia

albufera

Nadadora

que sueñas

con doblar

esa esquina del agua

que no deja

estelas

Adentrarte

en el miedo

a la aventura

de un túnel  

sin luz en la otra boca

con voces que

de pronto

en la oscuridad

callan

Que sueñas

con volverte

náufraga rosa de plata

Que un albatros

se pose

un instante

cansado

sobre

tu espalda

mojada

Que los pescadores

lancen

sus redes

a tus senos de sirena

creyéndolos

dos tesoros

de nácar

Que sueñas

con esa plaza redonda del mar

de un corazón

que te da siempre

a la noche

las gracias

Oh Segadora del agua

Mi nadadora

             ©Rubén Lapuente

Óleo de Marta Aguilar Tenor

El MIEDO NO SUBE EN ASCENSOR

El MIEDO NO SUBE EN ASCENSOR

 

De un hilo de su aliento

parece

penderle la vida

tan frágil

con este silencio

vivo

Dormida

Hilo que me trae

en mi duermevela

siseo de alas

a la luz

de esta noche

ay

de mala tijera

y un cuchillo

de curvado

filo de luna

abriendo

en mi maleza

bulevar

a los dos heraldos

con guadaña :

Ah es esa cita inevitable

que tenemos:

Pétalo tuyo

quizás

de hinojos

Pétalo mío

quizás

en el lecho…

Pero mejor

yo antes

Si

Yo primero

Que es mucho más duro

ver

lentamente

lento

cerrarse unos ojos

que fueron

noches de verano

Pero

con el ascensor

tan sonoro

los sábados

amanece mucho antes:

Madruga

el barrendero

de la vigilia:

traqueteos de albores

de jóvenes vecinas

cremalleras

Trémulas gotas

de goce

resbalando

en los dedos

Todo vuela

por la caja

hasta la almohada

del  quinto

que escoran mi cuerpo

a una linde

cálida

y desnuda

que se lleva

a esa iguana que ronda los sueños

que no habla

que huye si amas

©Rubén Lapuente

¿IRSE O QUEDARSE?

¿IRSE O QUEDARSE?

 

A esta

estampa

en calma

de atardecer con barcos

sobre la mar

viajo sin irme

Voy entre

mis cuatro

paredes

en las que

anda la luz

matizando

su gastado ocaso añil

o  mejor

mi pereza de pintarlas

Me llevo

zureos de paloma 

de mi terraza

sonando

a tonada

de gaviota

y rumor

intermitente

de olas de ascensor

de mi casa

Y vuelo

entre mis sábanas

ahora de hilo

de grano

de arena

a la penumbra

de esta estampa

bellísima

de anochecer de mar en calma

con barcos

que miro

por vez primera

siempre

y voy

entrando

como con un beso lento

en su eterno

regazo de papel

adormeciéndome

trayéndome

su sueño

    ©Rubén Lapuente

Foto: Martín Gallego

¿Viajar? Para viajar basta con existir. Voy de día a día, como de estación en estación, en el tren de mi cuerpo, o de mi destino, asomado a las calles y a las plazas, a los gestos  y a los rostros, siempre iguales y siempre diferentes como, al final, lo son los paisajes. Si imagino, veo ¿Qué más hago si viajo? Sólo la debilidad de la imaginación justifica que haya que desplazarse para sentir. La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos. Libro del desasosiego (F.Pessoa)

METAMORFOSIS

METAMORFOSIS

 

Es en ese sueño en el que oigo

cómo muda lenta la piel  

de esa oscura ardentía silenciosa

que corre a la vez por la sangre de todos

presagio de un estrago enorme

que mi sueño sin hora me adelanta

acorazándome con piel de élitros

y huesos de leve ave de amargo tuétano   

Es en ese sueño en el que voy

con ese volatín de niño

cojeando adrede por el bordillo de la acera

o aprendiz sobre el dulce álabe

de vieja encina de los alcores

o ya héroe subido  con la cabeza gacha

al pretil de los puentes   indeciso

mirando la canal sucia del vómito del vómito

en el que algo o todo me empuja

hacia cualquier grieta de nido en la pared

al privilegio de un rayito de luz de ceniza

al grial de unos ojos muertos

entre malos perdedores  

que acuclillados y alados como yo

van maldiciendo

a esta naturaleza que no les abandona

que se empeña en salvarnos

                             ©Rubén Lapuente

MASCARÓN DE PROA

MASCARÓN DE PROA

La muchacha de madera

La de la roseta de golpes

de agua en las mejillas

La de flores de algas en los cabellos

La que suena en su caracola

voces  lejanas de lirio

Hecha para morirse de mar

A un marinero de arboledas

le ha embriagado el corazón

 

Por la roda de su casa la sube

hasta un sombrío cielo de lucera

Arrancada

de su viejo bauprés de goleta

la sirena varada

tallada con gubia de viento  

de lluvia  de olas

de albas de océano

llama con su honda caracola

a lejanos mares perdidos

 

Cada día sube a mirarla

Cada día por los ciegos

ojos ahogados

se le sueltan a la muchacha

de madera

dos gotas de agua salada

Y ella no sabía llorar

                ©Rubén Lapuente

A Jorge Escobar Calderón artesano chileno de hermosos mascarones

TRAPECISTA

TRAPECISTA

En el talco

enjuga sus manos

de sudor

del sueño

de caer a la arena

 

En la mitad del vacío

de su balanceo

se suelta

Y vuela

Y no hay nada ni nadie todavía

Aún las manos del otro

no están

Vienen

Están llegando

La emoción del alivio

vuelve a soltarle

Y otra vez vuela

Pero el trapecio solo

no ha llegado aún

Todavía está

viniendo

Se pierde y se encuentra…

 

Abajo  

de perfil de los labios

gemelas palmas

se juntan

un momento

apretadas

en el redoble último

Y le asoma el esplendor

de la belleza íntima

La misma que la de aquellos

primeros pasos

vacilantes 

sobre la baranda

del portal

o sobre la cimera del muro

cuando un dios

le avellanaba

la tarde  

de luz en su luz

 

Camino del carromato

Nimbado de aplausos

Sabe que su travesía

es un círculo

Que por arriesgar la vida

no la vivirá nunca

Que para que fragüe

el hechizo

no debe abandonarse

Que para reinar

dentro de sí mismo

debe enlazar  

noche tras noche

el eterno sueño inquieto

 de tropezarse

en el aire

                  ©Rubén Lapuente

COSQUILLAS

COSQUILLAS

Soñaba

el hombre dormido

de cuando fingía

de niño

morirse

para tener de rodillas

sólo para él  

la inmensa dulzura:

“Vamos a ver si son de plomo estos brazos

Si se empañan mis ojos de tu aliento

¡Oh! ¡Si estás tan frío como una baldosa!

¡Oh ¡ ¡Si se te ha roto el muelle de los párpados!

Habrá que tirar a este niño

a la basura

como la piel de una naranja

como el corazón de una manzana

como a su triciclo sin manilla

ni  ruedas”

Y por los corredores de la casa

le llevaba

en brazos

altiva

como si fuera

el hijo héroe soldado muerto

“¡Espera!

¡Si oigo un tamborcillo

por el cielo del pecho!

¡Si aún puedo revivirte

con tan sólo tocarte

con la punta de mis dedos!”

 

Pero la  memoria del sueño

del hombre dormido

no podía despertarle

no se reía aquel niño

ni se movía la muerte

                    ©Rubén Lapuente

                   Foto: yo soñando