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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

ALGO MÁS QUE NATURALEZA ( 22 )

OTOÑO EN CAMEROS

OTOÑO EN CAMEROS

“¿El otoño? Es algo más arriba. Sí. Sí. Por este mismo camino. Pare el coche antes de llegar a la ermita de Lomos de Orio. Por ahí, cerca de un acebo, tiene él su aldaba dorada. Ah, pero hoy no se moleste en llamar, que ha dejado la puerta entreabierta. Anda estos días tan atareado rociando todo de ámbar, subiendo tanta savia de topacio a las hojas, que de tanta ida y venida seguro que sólo sale a recibirle el vaivén de su mecedora. 

Pero no tenga vergüenza, entre y vístase con su ropaTome de su taquilla su buzo de tímido camaleón. Su pala y su escoba de abanico écheselas al hombro, que disfrazado así de jardinero del otoño, le será más fácil desaparecer en esta lenta y dulce y bella agonía amarilla ¿No ha venido a eso? 

Ahí dentro todo está muriéndose. Todo cae tan milagrosamente en su lugar exacto que ni necesita mover un dedo, tan sólo, por si acaso se cruza con él, disimule haciendo como que arrastra unas hojas que se han salido del camino, o haga como que llora por un ojo, que este cascarrabias de otoño vea que también arrima el hombro, que se implica en adecentar el ocaso de tanta belleza…

Y no se pierda el lento viaje de ninguna hoja. Todas, hágalas suyas. Caen sobredoradas sobre sus deseos o sobre sus sueños rotosDecore el cielo de los párpados de su alma con esa dorada estampa, más hermosa si  mañana la rescata su soledad o su melancolía o en esa tarde en una terraza donde la vida, extrañamente, coincide por fin con uno…

Ah, pero no se demore mucho en salir. No quiera anclar del todo el corazón a ese noray del muelle del otoño,que aquí, en la sierra de Cameros, la belleza en carne viva acelera ese pequeño temblor de estar vivo, enfermo de vida, en este rodar silencioso de los días con dioses que aún no han vuelto de comprar tabaco… ¿me entiende?

Cuando salga del bosque, que sea al atardecer, bajando hacia Villoslada, bajo ese vals de las hojas cayendo como pájaros amarillos, hile de soslayo los mil guiños de sol entre las hayas, por el estrecho camino, su berlina irá dejando, -usted no lo verá- , una larga estela fatigada de oro”

 Rubén Lapuente Berriatúa

Publicado en el diario La Rioja 23/10/2019 y en el digital nuevecuatrouno el 9/11/2019    mi nuevo blog http://rubenlapuente.blogspot.com/


EL AZOR O EL PIRATA DEL BOSQUE

EL AZOR O EL PIRATA DEL BOSQUE

En su pinaza de plumas

navega este pirata

del bosque

sin amo

sin ley

 

Sobre la rama del haya

o la del roble

apostado junto al tronco

su discreta librea

le embosca

oculta

su sañuda mira

 

Artesano depredador

aguza la gumía de la boca

Se aprieta a sus dos zarpas

de náufrago

Engrana el raudo timón de la cola

 

Tiene la escuela de esgrima del viento

El requiebro de un viso

El volteo

de un acróbata

 

Sólo quien perfila las alas

lleva dentro la muerte

Y  a ras del suelo

como una saeta por la espesura

aborda el recreo

de un feliz balandro :

le desgarra el velamen

 y le arranca

el  cálido tesoro

de la entraña

 

A la mañana siguiente

el  azor

-como nosotros-

eternamente esclavo

del estómago

izará su bandera

negra

            ©Rubén Lapuente

mi nuevo blog http://rubenlapuente.blogspot.com/

EL RASILLO DE CAMEROS

EL RASILLO DE CAMEROS

 

De lejos parece de juguete. De postal de mentira, de tan bello. Como tallado en el claro de una esmeralda: un oasis de encaje de hilos de piedra rosa, si achicas los ojos. Alguien debió despertarse en esa dulce ladera de trinos, y, al alba, apresurarse en colocar la primera piedra, raudo en talar los durmientes de su techumbre, veloz en apilar la sumisa leña al oír la rondalla fría del viento envolviéndole el corazón.

Quería vivir con el ruiseñor en la rama. Con el aire puro del miedo de una corza. Como un marinero subido a la cesta de la gavia del mástil mayor,  mirando la caricia de un océano de agujas verdes que le acolchara la dureza  de la vida.

Luego el tiempo, puso la guinda: el espejo del cuenco del agua del valle del río Iregua, para que le viésemos el velamen rizado de su torso de piedra, para que asomados en cada ventana, pudiéramos, dormidos, soñar bajo sus niñas aguas, sumergiéndonos en esa melancolía de la belleza, la que nos hace ser más serenos, tan íntimos como en la penumbra bajo un sol de mimbre …Y para hacernos  románticos, bajándonos en esa luna de noche sobre el embalse, a esa otra gemela sirena reflejada sobre el agua: navío redondo de plata que nos junta las sienes, que nos flecha de besos, que nos presta la luz de su alcoba … 

Hoy he subido, peldaño a peldaño sus calles de piedra, hasta el balcón de mi casa que abre la vida, y allí me tropecé también con la muerte, pero que, perezosa, miraba, hechizada, tras los cristales…

©Rubén Lapuente

El Rasillo de Cameros

UN GATO MEDIO MONTÉS

UN GATO MEDIO MONTÉS

 

Últimamente

mi terraza

parece un degolladero

Un gato

medio montés

de esos que

renacen

de una bolsa cerrada de plástico

que tiran al río

aprovechando

que el murete de piedra

es del mismo color gris

que el de la piel

de su tabardo

cada amanecer

se calza  ahí 

las alforjas de bandolero

desenvaina 

el relámpago de su navaja

Este sábado

limpiando

un reguero de sangre

barriendo negras

plumas de pájaros  

me decía yo

que como le cogiera 

le iba a arrancar sus

veinticuatro

vibrisas

de cuajo

y de una en una

 

Yo estaba por dejarle

el balcón entreabierto

con una lata

de Whiscas

de señuelo

que se me había pasado

por la cabeza el tener

por entre mis piernas

de mascota

ese largo ocho de su alma salvaje

con esa tersura

de su lomo

tejido

uniendo mechones

de lana de oveja

de los que se enredan

en las púas

de las alambradas de la montaña

Dejarle mi edredón

a cambio

de oír

su ronroneo virgen

Sacarlo a pasear por mi tejado

para verlo entrar  luego

por la claraboya del desván

borracho de licor de besos de plata

que destila la luna

 

Pero ayer

muy temprano

sobre el alféizar del murete

al verlo

por primera vez

al mantenerme

unos largos segundos la mirada:

ese arrogante uno azabache

de sus ojos

Yo tras el cristal

Me reveló cómo debería uno

ganarse  la vida:

que no le fuese nada fácil

a nadie

Y pensé en mi hijo

y en tantos otros

que han tenido que irse

obligados

tan demasiado lejos…

Pero mira por donde

ahora están aprendiendo a Ser  

Y al final  seguro

que orgullosos de conocerse

pero hasta

la punta misma

de la raíz

de sus pestañas

Volverán sin miedo

Como este gato medio montés

que por mí

va a seguir toda la vida

desplumando pájaros

                  ©Rubén Lapuente

                     (El Rasillo de Cameros)

                       La habitación del hijo

 

INTELIGENCIA VERDE

INTELIGENCIA VERDE

 

Desde la calle

quizás te parezca

un telón de fondo

verde

como una pincelada

en la piedra

Quizás un rimero

de huesos de ramas

dormidas

de pie

en invierno

Y nada más

Claro

Tú no la puedes sentir

Tú no la has visto de niña

trepar el muro

llena de muletas de alambre

invitada

al baile anual de Mayo

sin llegarle

su vestido malva

de faralaes

Tú no la has visto sobrevivir

a la soledad de la nieve helada…

Delicada y sensible

sabe medir el tiempo

Sabe elegir con presteza

de su ropero

lo mejor

para cada ambiente

Sabe de ardides

de huir del peligro

sin moverse del sitio

Tiene celos de luz de la otra

y como una loca

 enamorada del sol

lucha por su trocito de claridad

Y cocina su propio alimento

Ahora 

ya luce galones de capitana

Su riada verde

ya corona el muro

Ya es parte de la casa:

Blusa verde de la piedra

Marco del zaguán

Paisaje desde mi cama…

 

Un día del tiempo

memorizará un alarde vacío

lanzará una señal

química

volátil

al pasar quien le roza siempre

o a quien con la uña

como yo

le apriete un tallito cada día

como una zalema…

Quizás ya no te parezca

un telón de fondo verde

Quizás sientas tú lo mismo

por algo pequeño

¿sin importancia?

Quizás creas como yo que

vivir es ver crecer lo que amas

     ©Rubén Lapuente

   (El Rasillo de Cameros)

BOUAZIZI O EL ÁRBOL DE JÚPITER

BOUAZIZI O EL ÁRBOL DE JÚPITER

 

Esta  cobriza melena

del  árbol de Júpiter

es una llamarada

íntima

sólo para mi

Yo quería otoño

Ver otoño

Un poco de carmín

en este perpetuo verde bosque

de pinos que me rodea

Y estos días se acelera

Se enciende

Se prende fuego

Luego serán sus hojas

como goterones

de sangre de vida

cayendo sobre la yerba:

Su esplendor en la muerte

antes de volver

a la soledad del viento

al olvido

 

Para ti será sólo

en un parque

o en el jardín de mi casa

si te acercas ahora

una pincelada carmesí

Lo compré en aquellos días

en los que

un joven tunecino

tirando de un carro

de fruta y verdura

no quiso nunca más

vivir de rodillas

que no sabrá nunca

que en su llamarada

quemaba también

el miedo de todos

encendiendo la mecha

de una eterna

primavera nueva

 

Y a este

joven árbol de Júpiter

como los chopos de mi ribera

llevan todos

nombres escritos

dentro de un corazón

en el  mármol de su corteza

no hubiera hecho falta

que le grabara

con la punta de mi navaja

las ocho letras de Bouazizi

que cada otoño

de mi vida

él sabe cómo recordármelo

                           ©Rubén Lapuente

CABALLO

CABALLO

Antes de que conquistaran tu grupa

la vida era un papel de seda calcando  los días

La tierra tenía el radio de una zancada

La imaginación viajaba a pie

Ahora debajo de una huella de hombre

está la tuya

está nuestra  historia

que antes de tiempo nos has traído

al galope caballo al galope

 

Subo a mi sierra

Al maretazo del mar de pie

de tu talle

Al carámbano de enero en tus crines

Caireles de tu frente imito en la mía

Subo a ver   porque así mira sólo el caballo  

dulces ojos tristes y salvaje

te querría del viento siempre

Oh hermosura sin altivez

Oh garra sin saña

Toda la pureza del hombre

sin su vileza me mira

Pero aunque ya no eres nadie

Aunque de otra montura  ya nos bajemos

Qué suerte

Vives como si todo fuera a ser eterno

Oh joven vela temblando

rumbo matarife!

                      ©Rubén Lapuente

Foto: manada de caballos en Sierra Cebollera. La Rioja

De como el Martín Pescador mejoró el tren bala

De como el Martín Pescador mejoró el tren bala

Este arpón azul turquesa de los ríos

es el asombroso Martin

el humilde Pescador

¿Qué o quién hizo de su primitivo

temblor una efigie en la rama?

¿De su penacho una escafandra?

¿De su pico un puñal en el agua?

¿Qué escuela es esta

que tiene de maestros

al sol  al viento  a la lluvia

que te gradúa en indigencia?

¿Qué o quién se obstina en bruñirle

si nada es necesario  si esto

sin nadie continuaría igual?

¿Qué fuerza late en el fondo

de todos que te empuja a seguir

a seguir a ningún sitio?

 

Desde la otra orilla

le veo en la rama escudriñando

en las aguas del Iregua

rizos de plata sucia

Y aunque arrinconado por el progreso

me alegro de que la ciencia

se acerque al manual de su vida

Que hayan copiado

la mudez de su zambullido

La llave del aire de su pico

Que sea mimesis suya la carlinga

del tren que ahora entra

en el viento: meteoro silencioso

como su flecha azul turquesa

en el río

                                   ©Rubén Lapuente

                                   (El Rasillo de Cameros)

Martin Pescador

Biomimesis o Biomimétrica (Naturaleza+tecnología) : El tren bala Shinkasen de la Compañía de Ferrocarriles de Japón es uno de los más rápidos del mundo, con sus 200 millas por hora. ¿El problema? El ruido. Cada vez que el tren salía de un túnel retumbaba sin piedad por los cambios de presión del aire. ¿La solución? Imitar el pico del Martín Pescador en la parte frontal del tren. Este pájaro captura peces desde el aire buceando con su pico sin apenas salpicaduras. ¿El resultado? Un tren con menos turbulencias, un 10 por ciento más de velocidad y un 15 por ciento menos de consumo eléctrico