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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

LOS EXTREMOS SE TOCAN

LOS EXTREMOS SE TOCAN

 

Con  pasos

de serpentina

de papel

volaban

bajito

sobre la acera

Al cruzar

el paso de cebra

parecía

que pasaba

un convoy

con doce vagonetas

a cual más

tarumba

Desde el andén

de la guardería

unidos a una lazarilla cuerda

iban rumbo

a esa vieja estación

del Centro de Día

Al verlos entrar así

algunos les dijeron

que ésa no era su puerta

Que qué pintaban allí

Si parecían una sarta de salchichas

Hasta uno dijo

en voz alta

que ahora al verlos

como el haz de la vida

sentía su cuerpo

hecho

una carraca

Pero los niños saben

que los viejos

saben algo

que ellos no saben

Y les cuesta tan poco acercarse

Si han venido

con sus cuentacuentos

bajo el brazo

Sus trebejos

de virtuosos

de la inocencia

A darles su mejor gala

Con tres años

qué saben ellos de terapias

de estímulo

Van a lo suyo

A sus gestos

A su caricatura

A que les plagien los pájaros

A destapar una estrella

Y esos ancianos

que como los niños

tienen

hilvanes frágiles

El mismo revoltijo

de emociones

que solas

se les escapan

cada día

Tan vulnerables

como arena a la orilla del mar

Y que como además

los extremos se tocan

De pronto

Despierta matusalén

Y ríen cantan lloran aplauden…

Oh  ¿No será que la vejez no existe

que sólo es tristeza

mortal rutina infinita?

Luego

a una palmada de la señorita

recogen sus bártulos invisibles

se anudan a su lazarilla cuerda

y como con pasos

de alas

de serpentina de papel

se van volando

muy bajito

sobre la acera

              ©Rubén Lapuente

(Centro de Día Gonzalo de Berceo)

     Logroño  10 de Mayo de 2013

6 comentarios

Zeltia -

"virtuosos de la inocencia" esa imaxe encántame.
Tamén o paseo prendida cos nenos, pola acera. Facer xurdir o sorriso dos velliños.

Joe -

¡Muy bonita Rubén! .. ¡¡Enhorabuena!! por tu capacidad artística de contar historias.

CARMEN -

Es tanta la energía positiva que te aportan estos encuentros. LOS EXTREMOS SE TOCAN. Totalmente cierto al fin y al cabo la vejez no deja de ser una involución.
Gracias por este poema repleto de ternura y sensibilidad.

Maria socorro luis -

Chapeau, Rubén.

Me rindo a tu poema.

Besosdobles.

virgi -

Y cuando logran encontrarse se forma un lazo maravilloso.
Besos

(qué maravilla leerte)

Noches de luna -

¡Qué preciosidad!

Cierto, a los niños, por su frescura, les resulta natural y sencillo acercarse a los viejos; y qué bien lo expresas.

Sonrío hasta llegar a la idea de que la vejez quizá sea tristeza mortal rutina infinita, pero no, no siempre es así, yo, cuando me la encuentro, no la veo siempre así y si lo fuera no merecería la pena vivirla.